jueves, 26 de marzo de 2020

Mañana

Mañana es sólo un adverbio de tiempo
Joan Manuel Serrat
En medio del miedo,
del tiempo detenido,
de las horas eternas
y hasta en el desvarío,
escucho y leo,
que, con lo vivido,
mañana habrá,
o esperamos haya,
un mundo mejor.

Lo mensajes no paran,
no se detienen,
el dolor se riega
en tantas letras escritas
en tantos testimonios.

Desde cada espacio,
se cuentan las historias,
de un mundo enfermo,
de un mundo dolido.

Y esperamos que llegue,
que llegue el mañana,
que alguien nos diga
que el diluvio termina,
que hay algo de sol,
en el horizonte,
que hay algo de esperanza…
que es posible un mañana.

El mañana se dibuja,
como la esperanza.
El mañana como promesa,
como un “borra y va de nuevo”,
como un momento
para dirigir las velas
a un nuevo viento.
Un viento fresco,
que refresque el alma,
un viento que avive,
que nos de energía,
para la dura jornada.

En el mañana,
la tierra necesitará de manos,
para sembrarla y cuidarla.
En el mañana,
habrá más voces débiles,
más necesidades,
más ansiedades.
En el mañana,
necesitaremos recordar,
lo que nos prometimos,
lo que reflexionamos,
lo que concluimos,
debíamos ser,
los que debíamos transformar,
para volver a vivir.

Mañana,
no sé como serán otros,
no sé si todos cambien,
no sé si todos se comprometan.
Mañana seré yo y mi ejemplo,
mis convicciones,
mi compromiso interior.

Mañana seré el viaje,
por los caminos
de esa vida que miro,
desde la ventana.
(Tengo el privilegio,
de mirarla desde allí…
otros, ni eso)

Mañana,
espero recordar,
mis horas de espera,
mis segundos de locura,
mis minutos de dulzura.

Mañana,
deberé hacer ciertas,
mis intensiones de vida,
no por nada más,
que por haber leído
y quizá entendido,
que no puedo vivir,
como antes de mañana.

Mañana,
es un cambio de tiempo,
el después del antes,
la oportunidad cierta,
de haber sobrevivido,
al encuentro interno,
y al regreso al mundo,
a ese mundo que amo,
temo y por momentos, detesto.

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