“Hay momentos en la vida de todo político
en que lo mejor que puede hacerse es no despegar los labios”
Abraham Lincoln
Es el miedo
y la impotencia,
que recorren el mundo.
Mientras la lucha se centra
en los centros de urgencias,
en los hospitales
y en la vida misma de la gente,
a la que se le pide
una y otra vez,
como una oración,
como una súplica,
como una orden,
como una consigna:
quédate en tu casa…
la clase política,
no da la talla.
Los políticos,
la gran mayoría de ellos,
no han sabido responder,
al nivel del problema,
y lo que es peor,
siguen hablando,
siguen peleando entre ellos,
siguen buscado apoyo,
a sus tesis desgastadas,
a sus luchas sin razón,
a sus acusaciones falsas.
Ellos,
a quien elegimos,
para que gobernaran,
para que nos cuidaran,
para que pensaran en el presente
y en el mañana,
hoy se sumergen
en un lago de soberbia
y en una nube de sinsentidos,
olvidando
que en la unión está la fuerza,
que la vida vale más,
que un puñado de monedas.
Cuando esto acabe,
parte de lo que cambie,
o que deba cambiar,
será la política;
los que vivan de ella:
de forma responsable y seria.
Y, los que nos beneficiamos de ella:
ciudadanos serios,
comprometidos y dignos.
No es posible,
seguir viviendo
en una miseria política
tan irresponsable.
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