sábado, 28 de marzo de 2020

Después del día once

En un espíritu corrompido
no cabe el honor
Tácito

Ni en la peor de las guerras,
ni en la peor de las desgracias,
estamos libres de los corruptos.

Varios  sistemas de gobierno,
crean en silencio,
toda clase de vías y caminos,
por donde circula la ambición
y la corrupción a manos llenas.

Es triste, pero es la verdad.
La desgracia no detiene el delincuente,
al corrupto, al desgraciado y al ladrón.
La desgracia es quizá,
el momento oportuno
para robar y robar más.

Es momento de enfrentar al enemigo,
y estar lo más unidos posible.
pero, no podemos olvidar,
a todos quienes robaron
en intentaron robar,
mientras nuestras manos estaban,
tratando de salvar a nuestros hermanos.

Debe producirse un cambio interior,
no solamente en las personas,
sino en los sistemas,
en los gobiernos y en las instituciones. 

El honor, 
no es algo que se muestra,
en fotos, en frases,
en campañas maquilladas,
es algo que se vive
y se entrega,
como forma de vida.


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