“No hay democracia, si
hay ignorancia”
(Anónimo)
Tengo la impresión,
de que hay tantas
democracias,
como verdades
o realidades en la
vida.
Porque bajo ese
nombre:
(democracia),
hemos puesto
tantos y tantos
puntos de vista y conceptos,
que me parece
necesario
hacer un ejercicio
de visualizarlos
a fin de intentar
llamar las cosas por
su nombre
y no por su
apariencia.
Por democracia,
llegamos a creer
que es acudir a votar
y dejar a los
elegidos
que tomen posesión de
sus cargos
y luego hagan lo que
les da la gana
Y que también creer
no tener el poder
de exigir y pedir
cuentas,
del encargo delegado,
al político votado.
Por democracia,
también llegamos a
entender,
que la política
es una práctica
que solamente concierne
a los políticos,
y que los ciudadanos
solamente votamos
y no podemos hacer o
actuar
en la construcción de
un pueblo,
de un país o de una
ciudad,
en hacer política de
verdad.
La democracia
es también defendida,
como una carta blanca
para que el
gobernante de turno
haga lo que le dé la
gana
y que no se lo pueda
cambiar
porque fue elegido
“en democracia”,
haga lo que haga,
incluso atentando
a los derechos
humanos,
de aquellos
ciudadanos
que lo eligieron,
o que votaron en su
contra.
También se llega a
aceptar
que, en democracia,
los poderes del
estado,
estén controlados
por un solo
mandatario,
impidiendo con ello,
poder revisar sus
cuentas,
su trabajo y gestión
y aplicar los
correctivos
que sean necesarios.
Decimos democracia,
como el término “menos
malo”
para tratar de
explicar
cómo se administra un
gobierno
y un estado.
En fin,
caben muchas ideas,
incluso extremas,
cuando decimos
democracia.
Los que están en el
poder,
no lo quieren dejar.
Los que quieren el
poder,
no dejan gobernar.
Y los llamados delincuentes
“de cuello blanco”
dicen que la justicia
es corrupta,
cuando les piden que
devuelvan
todo el dinero que se
robaron.
Y todo eso,
en “democracia”.
Donde también se toma
por asalto,
el dinero de la
seguridad social,
para pagar las
cuentas del gobierno,
y los favores
políticos,
que son necesarios
para estar en el
poder.
Tengo la impresión
de que no solamente
debemos ajustar
el concepto de
democracia
sino trabajar,
entender y estudiar,
un modelo que
favorezca
en sentido común,
la decencia y la
honestidad,
cuando hablamos de
representar
a un electorado,
sea este pequeño,
grande,
sabio o ignorante.
El político en el
poder,
debe entender
que está al servicio,
y no que estamos a su
servicio.
Quizá debamos
reflexionar,
cuánta responsabilidad
tenemos nosotros
para que existan
tantas democracias.
Cuánto hemos hecho,
o dejado de hacer,
para que el poder en
el poder
haga lo que le de la
gana.
Si tuviésemos la
capacidad,
de levantar una voz
razonada,
y movilizarnos como ciudadanos,
para que los
políticos electos sepan,
que no nos hacen
favores,
que han sido elegidos
para trabajar,
que deben pensar en
función de una sociedad,
y que se irán a su
casa o a la cárcel,
si no hacen lo que
deben,
probablemente ese
concepto de democracia
se ajuste -en algo-
a la idea de saber
organizarnos
para vivir como seres
humanos.