jueves, 25 de agosto de 2016

Realidades complejas

El hombre razonable se adapta al mundo; el irrazonable intenta adaptar el mundo a sí mismo. Así pues, el progreso depende del hombre irrazonable.
George Bernard Shaw

Llega la feria anual a la pequeña ciudad,
momento oportuno para poder vender,
para poder promocionar
el esfuerzo de la gente
de los emprendedores,
de los empresarios,
de las industrias pequeñas y grandes,
que hacen producir la tierra,
que utilizan materias primas locales,
que dan trabajo… que dan vida.

Y aunque quisiéramos cantar victoria,
la realidad es otra,
porque la realidad es triste,
porque la realidad se encuentra
con autoridades nacionales
que han sembrado un discurso de odio
contra cualquier empresario,
contra quien hace empresa,
contra quien desea emprender.
El discurso de odio,
incluye en etiquetar al empresario
como un ser despiadado,
que abusa del trabajador,
que abusa del asalariado.
El discurso de odio incluye,
el desprestigio por el trabajo y logros
de aquel empresario,
por el hecho de ser tal,
por ello,
habrá que cobrarle impuestos,
encarecerle costos,
complicarle los trámites,
acosarlo, amenazarlo, amedrentarlo…
Ese emprendedor,
ese empresario,
lucha contra un gobierno,
que impone su discurso de odio
contra quien piense diferente
y contra quien intente
generar riqueza y empleo.

Y la realidad local es peor,
porque así como hace el grande,
el líder local,
aquel elegido para colaborar,
para promocionar el desarrollo local,
impone su ley
a través de cualquier estrategia,
menos la del diálogo y el consenso,
Entonces aparecen normas,
que imponen nuevos impuestos locales,
nuevos trámites burocráticos,
nuevas prohibiciones,
nuevas maneras locales
de acabar con la producción.
Peor aún,
en que podamos pensar  en lo local,
como clave del desarrollo de lo nacional.

Como si las autoridades,
hubiesen planificado
asestar un golpe a quien produce,
a quien genera riqueza y empleo.

No desconozco,
que hayan empresarios y emprendedores
que sean, por desgracia,
deshonestos e inhumanos,
como los hay en todos los campos de la vida,
pero no por ello
podemos justificar el cerrar las puertas,
el limitar el progreso y el crecimiento
de las personas que arriesgan,
de las personas que creen,
de las personas que generan empleo,
de un colectivo que dice,
que en esta tierra,
-la más linda de la tierra-
se pueden hacer cosas maravillosas,
solamente debemos creer en nosotros,
elegir buenos administradores de la cosa pública,

y participar activamente en la construcción de la sociedad.

jueves, 4 de agosto de 2016

Raíces y alas


Sólo dos legados duraderos podemos dejar a nuestros hijos:
uno, raíces; otro, alas.
Hodding Carter

Despiertas un día,
el menos pensado de la vida,
y descubres
que aquella criatura
que dormía en tus brazos
que apenas caminar podía
y que su hablar no entendías,
hoy es un hombre o una mujer
que empieza una nueva etapa de la vida.

El tiempo pasó,
casi sin pensarlo
casi sin vivirlo,
casi sin sentirlo,
en la intensidad del vida,
en la intensidad del día a día.

Aquellos niños que jugaban contigo,
que andaban por allí,
sin otro interés o deseo
que jugar toda su vida y todo su tiempo…
hoy son casi adultos,
o no lo sé… adultos tal vez,
… es que no lo entiendo,
¡cómo ha pasado el tiempo!

Un tiempo,
que parecía lento,
como la vida de un árbol,
que parece
que nunca crecería,
que nos parecía,
que tardaría una vida
para dar sombra y cobijo,
para ser grande…
para ser un árbol.

Así han crecido,
así han vivido nuestros hijos,
echando raíces,
que no es otra cosa,
que aprendiendo de ti,
de tu ejemplo…
Es verdad…
aprendiendo
cosas buenas y malas,
como la vida misma,
pero siempre,
con el amor eterno
de un padre y una madre
que se equivocan todo el tiempo,
que se equivocarán una eternidad,
pero que educarán
con la profundidad y sentido,
con la pasión y el delirio
de hacer de los hijos
raíces y alas para la vida,
raíces y alas para la eternidad.

Hoy me despierto,
con el dolor y alegría
que deja la vida de un hijo
que deja de ser niño
y empieza su historia propia
donde descubrirá,
seguramente,
el amargo y el dulce de la vida,
la promesa incumplida,
la miseria de la gente maldita,
y  a la vez,
conocer gente maravillosa,
oportunidades hermosas,
situaciones que hacen de la vida,
una esperanza continua.

Son y no son los hijos,
lo son por que son tu sangre,
y no lo son
porque son únicos,
eternos y complejos,
con sus aspiraciones y anhelos,
que esperan una cosa solamente:
que los ames,
que los entiendas,
que los apoyes,
que los comprometas,
que les creas,
que los adores,
que al final se sientan,
lo que de verdad son:
raíces y alas,
amores y esperanzas,
el futuro que no serás,
y el presente que apoyarás.



Raíces y alas


Sólo dos legados duraderos podemos dejar a nuestros hijos:
uno, raíces; otro, alas.
Hodding Carter

Despiertas un día,
el menos pensado de la vida,
y descubres
que aquella criatura
que dormía en tus brazos
que apenas caminar podía
y que su hablar no entendías,
hoy es un hombre o una mujer
que empieza una nueva etapa de la vida.

El tiempo pasó,
casi sin pensarlo
casi sin vivirlo,
casi sin sentirlo,
en la intensidad del vida,
en la intensidad del día a día.

Aquellos niños que jugaban contigo,
que andaban por allí,
sin otro interés o deseo
que jugar toda su vida y todo su tiempo…
hoy son casi adultos,
o no lo sé… adultos tal vez,
… es que no lo entiendo,
¡cómo! ha pasado el tiempo.

Un tiempo,
que parecía lento,
como la vida de un árbol,
que parece
que nunca crecería,
que nos parecía,
que tardaría una vida
para dar sombra y cobijo,
para ser grande…
para ser un árbol.

Así han crecido,
así han vivido nuestros hijos,
echando raíces,
que no es otra cosa,
que aprendiendo de ti,
de tu ejemplo…
Es verdad…
aprendiendo
cosas buenas y malas,
como la vida misma,
pero siempre,
con el amor eterno
de un padre y una madre
que se equivocan todo el tiempo,
que se equivocarán una eternidad,
pero que educarán
con la profundidad y sentido,
con la pasión y el delirio
de hacer de los hijos
raíces y alas para la vida,
raíces y alas para la eternidad.

Hoy me despierto,
con el dolor y alegría
que deja la vida de un hijo
que deja de ser niño
y empieza su historia propia
donde descubrirá,
seguramente,
el amargo y el dulce de la vida,
la promesa incumplida,
la miseria de la gente maldita,
y  a la vez,
conocer gente maravillosa,
oportunidades hermosas,
situaciones que hacen de la vida,
una esperanza continua.

Son y no son los hijos,
lo son por que son tu sangre,
y no lo son
porque son únicos,
eternos y complejos,
con sus aspiraciones y anhelos,
que esperan una cosa solamente:
que los ames,
que los entiendas,
que los apoyes,
que los comprometas,
que les creas,
que los adores,
que al final se sientan,
lo que de verdad son:
raíces y alas,
amores y esperanzas,
el futuro que no serás,
y el presente que apoyarás.

Hasta la próxima