jueves, 30 de marzo de 2023

La búsqueda

“Deberíamos centrarnos no tanto en la búsqueda de la felicidad 

como en la felicidad de buscarla”

Christopher Plummer (Profesor Coreman), en la película: Héctor y el secreto de la felicidad

Buscar, no siempre garantiza encontrar.

Buscar, no implica siempre,

saber lo que se se busca.

La búsqueda,

es por decirlo,

una forma de vida, una fuerza que mueve

todo nuestro yo,

hacia algo, hacia alguien,

hacia aquello que esperamos encontrar.


Otros seguramente,

saben lo que buscan, lo encuentran

y asunto terminado.

Habrá también aquellos

que no les interesa buscar,

porque eso es muy aburrido,

complicado, cansado y tantas cosas más.


Escuché el otro día a un buscador,

que contaba algo que encontró,

mientras no sabía que buscaba,

solamente acudió a la llamada.


Este buscador se encontró con un cementerio,

cuyas lápidas tenían anotadas,

los años, meses, semanas y días,

de aquellas personas enterradas.

Ninguna edad superaba los ochos años,

lo cual le causó mucha tristeza,

incluso ira, al pensar que el destino,

se esañaba con la vida de esos niños.


Mientras lloraba esa realidad econtrada,

se acercó el cuidador del cementerio,

para preguntarle el por qué de su pena.

Al escucharlo al buscador,

el cuidador le dijo, que su percepción era equivocada.

Los años, meses, semanas y días,

que se habían consignado en aquellas lápidas,

eran la suma de los momentos de felicidad

que ellos habían sumado en el transcurso de sus vidas.


Mientras buscaban,

habían aprendido a querer su búsqueda.

Mientras buscaban

habían entendido lo vital del ejercicio.


Mientras buscaban

y mientras busquen,

podrá florecer la oportunidad

de amar la búsqueda y sus frutos.


jueves, 23 de marzo de 2023

Florecer


Sólo florecemos si nuestras necesidades emocionales, 

en especial la necesidad de protección y afecto, están atendidas

Elsa Punset

¿Qué se espera de la vida que llega,

de los hijos, de las generaciones,

de los legados, de un futuro anhelado?


Puedo equivocarme,

pero esperamos siempre:

lo mejor, lo especial, lo único,

lo sincero, lo bueno,

lo mejor, lo que hace feliz,

aquello que nos realiza,

una realidad que nos cobija

con un manto de felicidad.


En la medida en que crecemos,

poco a poco,

más temprano que tarde,

nos damos cuenta y sentimos,

que unos son los anhelos

y otras las realidades.

Que unos son los deseos,

y otras las posibilidades.


Lo que me preocupa,

me apena y hace que mi alma,

sienta tristeza, preocupación

y una creciente sensación

de inseguridad y miedo,

es que, a pesar de los esfuerzos,

que podamos hacer en nuestros días,

esa ilusión de vida,

esos anhelos, esos sueños,

aquellos deseos y planes,

por un entorno mejor,

se opacan y desaparecen

ante una creciente ola

de violencia, injusticia e inseguridad.


Nos ofrecieron el “oro y el moro”.

Nos rogaron el voto.

Usaron nuestro nombre

para hacer de todo,

incluso lo que les dio la gana.

Siguen discutiendo entre ellos,

engañándonos sobre rencores y pleitos.

Siguen haciendo lo que les da la gana,

discutiendo sobre trivialidades,

sobre temas sin importancia.

Siguen haciéndose las víctimas,

de todos los lados,

mientras allanan el camino

a los desgraciados que nos ha quitado

de un momento a otro,

aquella sensación de seguridad,

de tranquilidad y de preocupación,

que un Estado y sus instituciones,

que un gobierno y sus empleados,

le deben a una sociedad,

cuyo pecado es dejar hacer y dejar pasar,

esperando que algún iluminado

arregle el todo

y que robe, pero que haga obra.


Visto así, el florecer del futuro,

es una quimera, o quizá un sueño.


martes, 21 de marzo de 2023

Poesía

Letras que se unen,

letras que se juntan,

letras y más letras,

que unidas cuentan

pasiones y ambiciones,

amores y traiciones,

deseos y apegos,

alegrías y tristezas.


Letras y más letras,

que juntas nos invitan

a celebrar siempre

a la diosa poesía.


jueves, 16 de marzo de 2023

¿Qué será de nuestros niños?

Lo que se les dé a los niños,

los niños darán a la sociedad

Karl A. Menninger

La noticia de un secuestro

conmociona a la sociedad.

Dos personas son reportadas

como desaparecidas.

Las redes sociales se inundan

de llamados y mensajes

que piden, reclaman y exigen

que los cuerpos de seguridad del Estado

actúen de forma inmediata,

antes de que sea tarde.

Transcurren las desesperantes horas,

y la noticia del hallazgo de los secuestrados

alegra a familiares, amigos y desconocidos.


Pero la noticia traía consigo,

un doloroso hecho:

parte del grupo de secuestradores

eran menores, y uno de ellos,

lo que la ley llama: reincidente,

pues había participado del asesinato

de una persona en otra ciudad, en otra localidad.


El sistema de justicia y seguridad,

que el Estado ha diseñado,

a través de sus legisladores y gobernantes,

solamente piensa en una justicia punitiva

y no restaurativa,

asumiendo que los niños y los menores,

cuando cometen delitos, 

no pueden ser juzgados como los mayores,

no deben ser rehabilitados, peor aún

reinsertados a la sociedad.


Las mafias, en su inteligente malicia,

miran a los niños y a los jóvenes,

como los personajes ideales,

para iniciarlos en el crimen y el delito.


Los niños presencian en el día a día,

el relato de políticos corruptos

que roban a manos llenas,

la triste historia de legislaturas

que se preocupan de todo,

menos de trabajar, legislar, fiscalizar,

por un estado de bienestar.


Los niños miran como las fuerzas de seguridad,

de justicia e investigación,

se entregan en cuerpo y alma

a las jugosas propuestas de bandas

de criminales y traficantes.


Los niños miran y viven

la violencia en sus hogares.

Asisten a una escuela con deficiencias,

cuando la escuela existe.


Los niños se afectan de la invasión,

de una tecnología que desvirtúa

el sentido y el valor de la vida.


Los niños son obligados a memorizar 

y no a investigar, aprender y comprender.

Los niños ven que botamos basura en las calles,

que nos pasamos el semáforo en rojo,

que maltratamos a nuestros padres,

que hablamos mal del prójimo,

que mentimos y engañamos.


¿Qué será de nuestros niños?,

si están rodeados de tantos males,

y seguimos esperando que sean

el futuro de la humanidad. 


¿Qué ponemos y cultivamos

en el corazón de nuestra niñez?


jueves, 9 de marzo de 2023

Somos instantes…

Cada instante desaparece en un soplo y al punto se convierte en pasado, 

la realidad es efímera y migratoria, pura añoranza

Isabel Allende, Retrato en sepia


En este curioso mundo

de diversos matices,

de diversas perspectivas,

de creencias, de historias,

de vivencias, de inseguridades,

de dogmas y negaciones…

en este mundo de colores,

algunos ven a la vida 

como un interminable camino,

al que le sobran noches y días.

Otros, sienten que la vida,

se va tan rápido, 

que no alcanzan a vivir,

lo que ellos quisieran.


Algunos,

provocan su propia partida

porque el mundo no fue

lo que ellos creían,

y ese mundo sigue ahí,

para ser amado y criticado.


Nosotros somos,

los instantes en ese mundo.

Hoy estamos,

y mañana no,

a pesar de haber creído y dicho

que nuestros pendientes

los abordaremos en ese mañana,

que probablemente no llegue.


Somos instantes,

largos o fugaces,

intensos o vacíos,

profundos o superficiales.


Y al ser instantes,

lo mejor sería

ser el mejor instante

para nuestro corazón que palpita

para nuestra alma que ama,

para nuestro corazón roto,

para nuestra alma destrozada.

Somos instantes,

y al serlo

qué bueno sería

que en el trajinar de la vida

abracemos, amemos, agradezcamos,

soñemos, curemos, construyamos,

apoyemos y seamos parte

de lo que alimenta

la dignidad humana.


Ganemos o perdamos,

avancemos o estemos estancados,

alegres o molestos,

seguros o con miedo,

amados o ignorados,

firmes o desconfiados,

fuertes o decepcionados,

solos o acompañados,

seamos instantes

que cuando dejen de serlo

nos hayan dejado por dentro

el sentimiento de lo bueno.


Instantes, que otros

recordarán por nosotros

y seremos nosotros

en los instantes que heredaron los otros. 



jueves, 2 de marzo de 2023

Aquellas amistades… aquella buena gente


Preferid, entre los amigos, no sólo a aquellos que se entristecen con la noticia de cualquier desventura vuestra, sino más aún a los que en vuestra prosperidad no os envidian

Sócrates


Dice por allí,

un pensamiento que leí

que es saludable, muy saludable,

guardar tu alegría y tus logros,

muy dentro de ti,

para cuidarlos de aquella gente

que no solamente sufre

si no se molesta y actúa contra ti,

por el simple hecho de que eres feliz,

de que cumples metas,

de que haces un trabajo de forma responsable,

de que te felicitan o reconocen

alguna acción y valor,

puesta en práctica.


Podría ser,

que sea un buen consejo,

eso de no hacer público

aquello que te hace bien

y que te hace feliz,

por un disfrute personal.


Lo triste es tener que esconderlo,

y peor aún,

saborear la amargura

y la envidia de persona o personas

que no soportan que otras,

a pesar de las complejidades 

y matices de la vida,

decidan vivir y hacer las cosas

de una determinada forma.


Por ello,

el cuidar, cultivar y fortalecer

la relación con aquellas amistades

con aquellas personas,

que están allí,

en las buenas y en las malas,

sobre todo, en estas últimas,

que suelen ser las más comunes

y las más solitarias,

no tiene precio alguno.


Enfocarnos en nuestra propia vida,

sumar en la vida de los demás,

evitar el daño y la maledicencia,

estar para cuando nos necesiten,

estar para aplaudir, motivar, acompañar,

aportar y contribuir.

Para educar, para corregir,

para reconocer, para enmendar.

Ser lo que esperamos

de aquellas amistades,

y de aquellas personas

que en la obscuridad son luz y compañía,

y en la luz, son la sombra que nos alivia.

Ser,

lo que esperamos que otros sean

para nosotros y para los que amamos.