“Deberíamos centrarnos no tanto en la búsqueda de la felicidad
como en la felicidad de buscarla”
Christopher Plummer (Profesor Coreman), en la película: Héctor y el secreto de la felicidad
Buscar, no siempre garantiza encontrar.
Buscar, no implica siempre,
saber lo que se se busca.
La búsqueda,
es por decirlo,
una forma de vida, una fuerza que mueve
todo nuestro yo,
hacia algo, hacia alguien,
hacia aquello que esperamos encontrar.
Otros seguramente,
saben lo que buscan, lo encuentran
y asunto terminado.
Habrá también aquellos
que no les interesa buscar,
porque eso es muy aburrido,
complicado, cansado y tantas cosas más.
Escuché el otro día a un buscador,
que contaba algo que encontró,
mientras no sabía que buscaba,
solamente acudió a la llamada.
Este buscador se encontró con un cementerio,
cuyas lápidas tenían anotadas,
los años, meses, semanas y días,
de aquellas personas enterradas.
Ninguna edad superaba los ochos años,
lo cual le causó mucha tristeza,
incluso ira, al pensar que el destino,
se esañaba con la vida de esos niños.
Mientras lloraba esa realidad econtrada,
se acercó el cuidador del cementerio,
para preguntarle el por qué de su pena.
Al escucharlo al buscador,
el cuidador le dijo, que su percepción era equivocada.
Los años, meses, semanas y días,
que se habían consignado en aquellas lápidas,
eran la suma de los momentos de felicidad
que ellos habían sumado en el transcurso de sus vidas.
Mientras buscaban,
habían aprendido a querer su búsqueda.
Mientras buscaban
habían entendido lo vital del ejercicio.
Mientras buscaban
y mientras busquen,
podrá florecer la oportunidad
de amar la búsqueda y sus frutos.