jueves, 28 de febrero de 2019

El poder y la violencia de los fusiles


El poder nace de la boca del fusil
Mao Zedong

Una persona,
con un cartel en la mano,
que es en verdad un trozo de cartón,
que contiene una leyenda
que hace referencia
a una familia que viaja,
“con lo puesto”.
y que busca ayuda,
para continuar el camino.

Una familia,
muchas familias,
una persona,
miles de personas,
caminan por calles y vías,
duermen donde la noche les llega,
comen lo que pueden,
y son tratados como salvajes,
mientras la ciudades
y los ciudadanos actúan,
o reaccionan,
casi por instinto,
dando limosna,

algo de comida,
una palabra de aliento,
pero nada de estabilidad,
confianza y dignidad.

Un drama humano,
que rebasa,
cualquier análisis
o también previsión.
Un drama humano,
un drama social,
un drama internacional:
en resumen,
unos desgraciados,
que abusando de la ignorancia
y la desesperanza
de un electorado y unos ciudadanos,
se robaron la plata,
se robaron los sueños,
se robaron la dignidad,
se robaron la ética,
se robaron las buenas costumbres,
se robaron el ser de un pueblo
que confió en ellos,
y que fue y sigue siendo manipulado
por un poder,
maléfico y cruel,
que poco le importa el hambre,
la enfermedad y la tristeza,
porque subido en la tarima,
la fama que le otorga la manipulación
sigue repitiendo la frase
de que nadie tiene hambre
a pesar de que la gente
se muere de hambre
en su delante
y delante de sus conciudadanos.

Eso,
sumado al poder
que otorga el fusil:
el control militar,
convierte la historia en cruel,
en maligna y en mordaz.

El poder,
la política, la estabilidad,
el futuro y una supuesta tranquilidad,
descansa hoy en la boca de un fusil.
Estamos esperanzados,
en que los militares venezolanos,
reconozcan la dimensión de su fracaso
y dejen gobernar
a quienes merecen la oportunidad
de dejar de robar
y servir s sus ciudadanos.

Tristeza infinita,
me llega al corazón,
cuando escucho aquella reflexión,
de que la paz será posible,
en un pueblo,
en una población,
en un país,
si sus fuerzas armadas se lo permiten.
Si es así,
que se acaben los militares.
Si los militares,
si el poder de los misiles,
será o deberá ser
el punto de inflexión
para la libertad de una nación,
que vivamos sin militares,
sin fuerzas armadas o de seguridad,
porque si son como los de Venezuela,
poca esperanza le queda
a la maltrecha democracia latinoamericana.

Si el poder está en los misiles,
si dependemos de los militares,
para que un poder,
o el poder en el poder exista,
por más respeto que me merezca
la institución de las fuerzas armadas,
hemos fracasado como sociedad,
como colectivo social.

La democracia,
debería estar sostenida,
en la equidad y en el desarrollo
sostenible de una sociedad.

Levanto mi voz,
y digo no,
a la fórmula aquella
que otorga el poder
a los fusiles y a los militares.

jueves, 21 de febrero de 2019

No esperes... cartas a Juan Pablo, mi hijo


Tú eres aquello que haces, no aquello que dices que harás 
C.G. Jung

Hijo mío, 
tenemos por costumbre,
esperar a que las cosas sucedan,
para actuar, casi siempre tarde.
¿A qué me refiero?,
-quizá te preguntes-
y espero contestar tu inquietud.

No esperes a que tu amigo,
o tu amiga, 
tenga algún problema 
o quizá sufrimiento,
para que sepa que cuenta contigo,
para que sepa que puede recurrir a ti,
no en tiempos malos,
sino en cualquier momento,
para un abrazo,
para charlar de la vida,
para compartir las penas,
y también las alegrías.

No esperes hijo mío,
a que tu hermano sufra,
de algún mal o problema,
para extenderle la mano,
para decirle que no está solo,
que cuenta contigo,
en las buenas y en las malas.
No esperes a eso,
haz de los días,
una construcción permanente,
de una relación que no necesite
de problema alguno
para saberse que existe 
y que crecer en amor,
confianza y respeto.

No esperes hijo mío,
a dejar para mañana,
un te quiero,
una disculpa,
un perdón,
una sonrisa,
un beso,
un abrazo,
y la mejor actitud 
hacia las personas que amas
y que te aman.
Para las que no te aman,
y hablan a tus espaldas,
solamente puedes ofrecer
no ser como ellas.

No esperes hijo mío,
a que muera una persona,
para reconocerle
el amor que le tenías,
el respeto que le tenías,
y tantos sentimientos más,
todos ellos hermosos quizá,
pero que si no los dijiste en vida,
y sobre todo,
si no los demostraste en vida,
-en la vida de aquella persona-
podrían quedar solamente,
como eso: como palabras bonitas.

Yo aún recuerdo,
que quise decir y tener,
unas palabras y unos gestos,
con personas que ahora
ya no están,
que se han ido,
y que por más que quiera,
ya no lo puedo hacer,
solamente decirte que no esperes
a que las cosas sucedan
para actuar 
para decir y para hacer,
lo que construye amor
en una relación,
respeto en una relación,
comprensión en una relación,
tolerancia en una relación,
y sobre todo coherencia,
entre las palabras y las acciones.

Y antes de que sea tarde,
decirte una vez más que te amo,
infinitamente,
y que debo demostrártelo
en todo momento de nuestras vidas,
en las circunstancias positivas,
o cuando deba recordarte
los deberes morales que tienes,
ante ti y ante tus iguales,
junto a mis palabras y a mi ejemplo.

Hasta la próxima

jueves, 14 de febrero de 2019

Violencia, disfrazada de amor


La violencia no es solo matar a otro. Hay violencia cuando usamos una palabra denigrante, cuando hacemos gestos para denigrar a otra persona, cuando obedecemos porque hay miedo. La violencia es mucho más sutil, mucho más profunda.
Jiddu Krishnamurti

Canciones de amor en la radio,
ofertas de comidas románticas,
tarjetas, ramos de flores,
perfumes y frases con corazones.
Todo esto en el día del amor,
en el día de la amistad,
donde es imposible respirar,
nada que no sea un mensaje de amar.

En ese mismo día,
sucede,
como sucede todos los días,
hechos y acciones de violencia,
disfrazadas de amor,
o supuestamente justificadas
por algo que llaman amor.

Si amar es sentir respeto,
conexión, libertad, felicidad,
entrega, confianza
para estar junto a otra persona,
¿qué clase de amor,
justifica la violencia?,
o es quizá el pretexto perfecto
para que el violento actúe
y valide para sí,
toda una serie de actos,
acciones y hechos,
que buscan dañar y acabar,
con el supuesto “amor de su vida”.

Las flores, las frases bonitas,
las invitaciones, los regalos,
que disfrazan la violencia,
que ocultan lo que pasa,
son un grado mayor
de violencia inhumana,
porque buscar distraer
la realidad de las cosas
y de situaciones violentas
y también peligrosas.

Si hay amor del bueno,
las flores, los regalos
y las invitaciones,
serán un elemento más
de la relación de amar,
donde también habrán
diferencias, discusiones,
malos momentos y complicaciones,
a las que se harán frente
con amor,
es decir con la mejor predisposición,
de buscar lo mejor para todos,
intentando entender
por qué el otro reacciona así,
y cómo puedo construir
para que las cosas vayan a mejor.

Sin amor,
o con violencia,
disfrazada de amor
las flores, los regalos
y las invitaciones,
serán otro momento de dolor,
porque servirán
para increpar
y hacer hincapié,
en la dominación
y en el sometimiento
de uno a otro.

Sin amor,
o con violencia,
disfrazada de amor
las flores, los regalos
y las invitaciones,
no pueden ocultar
que seis o siete mujeres,
de cada diez,
en este país,
sufren o han sufrido
algún tipo de violencia,
por cualquier persona,
solamente por el hecho de ser mujer.

O la violencia que sufren
por relaciones de pareja o ex parejas,
con el pretexto de amarlas,
de seguirlas amando
y de preocuparse,
supuestamente,
de sus hijos o sus hijas.

Violencia contra mujeres separadas,
divorciadas o viudas,
por el hecho de asumir que ellas,
están solas, indefensas y
que nadie puede defenderlas.

Violencia disfrazada de amor,
o de una supuesta relación,
donde el chantaje económico,
familiar e incluso de amistad,
silencia de la voz de la violentada,
valida al violento,
y transforma en infierno,
lo que debería ser una vida,
que merezca ser vivida,
y no una vida,
de la que esperamos solamente,
la muerte,
y lo que es peor,
creyendo que quizá se merece,
el haber sido violentada.