lunes, 17 de marzo de 2014

Cuando daría

No sabes cuanto daría:
tu y yo cantando,
tu y yo compartiendo,
tu y yo componiendo
una canción que jamás termine,
una canción que nos una para siempre.

Acordes,
sonidos de guitarra,
letras intensas,
contando la vida,
cantando lo que sentimos,
cantando el pasado.

No sabes cuanto daria,
tu y yo,
cantando toda la vida.

Esta vida

Esta vida,
son estas ganas de vivir y morir por ti,
por momentos de paz,
por instantes de intensidad.

Esta vida,
no es sin ti,
sin los años a tu lado,
sin los problemas,
sin el pasado.

Esta vida es por ti,
porque nada tengo,
solo estos años que son tuyos,
este futuro incierto,
que te lo entrego todo,
con la esperanza de vivir a tu lado.

Al final

Al final,
hay que levantarse
y volver a cantar,
y empezar a caminar.
Caminar de nuevo,
hasta la siguiente caída,
hasta el siguiente golpe de la vida.

Al final,
lo que queda es el corazón,
que vive de ese amor,
presente y pasado,
de un amor puro
que lo cuida y lo ama.

Al final,
son estos versos viejos,
pero llenos de paz.

Tantas cosas

Tantas cosas han pasado hoy,
y ayer... y antes de ayer,
que de pronto,
me siento desfallecer.

Se han acabado las promesas,
las palabras han dejado de ser.
Solo escucho a los lejos,
el triste llanto de un corazón,
que parece el mío...
al que acompaña aquella
canción,
que creía eterna.

Aquí estoy

Aquí estoy,
sentado en la vereda del camino,
mirando a los lejos,
como de pronto mi destino,
me deja solo,
confía en mi albedrío.

Aquí estoy,
decidiendo ahora sí,
 a dónde voy.

Hoy que vuelves por aquí

Hoy que vuelves por aquí,
te quiero dar la bienvenida,
a estas letras,
a estos pensamientos inquietos,
a este deseo interminable
de decir lo que siento,
a compartir lo que digo,
que no son palabras al viento,
son sentimiento,
son corazón,
son vida.

Hoy quel vuelves por aquí,
te quiero decir:
bienvenida.

Inseguridad Social

"Los políticos tímidos e interesados se preocupan mucho más de la seguridad de sus puestos que de la seguridad de su país."
Thomas Macaulay

No voy a decir su nombre,
ella es una persona real,
que ha trabajo toda su vida,
y ha echo aportes a la seguridad social.

Ella es una persona normal,
alquila un espacio como vivienda,
tienes unas gallinas como compañía,
reza a su Dios todos los días.

Ella trabaja,
a veces no descansa,
sus  sábados y domingos,
son también espacios de trabajo,
para sus pocas cosas,
para sus pocos bienes.

Se siente tranquila,
aunque la vida no le ha dado riquezas,
al menos le ha dado salud,
le ha dado calma.
De pronto enferma,
y se pregunta a dónde ir,
recuerda que lleva años,
aportando a la seguridad social,
y recuerda también,
las propagandas y noticias
del cambio en el servicio
de la seguridad social,
que confunde a veces
con una dádiva
y no con un derecho a recibir,
un derecho humano consagrado
y que algunos llaman el buen vivir.

Con el dolor en su cuerpo,
con la enfermedad que la ataca,
van confiada a la seguridad social,
y cuando esperaba ser atendida,
que todo aquello que decían
de atenciones especiales,
de médicos especialistas,
de agilidad en los trámites,
de atención humanista,
se cumplan...
dejan de ser realidad.
Ella espera sentada,
porque así se lo han dispuesto,
con el dolor en su cuerpo,
espera temblando
aquel "favor" de un médico
de aliviar su dolor,
de sentirse atendida como persona,
y no como cualquier cosa.

Alguien la atiende,
alguien la ausculta,
no es un médico especialista,
es un médico general,
que no está mal,
pero la seguridad social
no es un regalo de nadie,
de ningún gobierno,
es un derecho humano,
que debe ser respetado,
respetando el dinero de los afiliados,
y asignando
los médicos adecuados.

Sigue el vía crucis,
porque tiene que buscar un turno
para practicarse unos exámenes.
Tiene que encontrar la forma
de que alguien la atienda,
la escuche,
la haga sentir como ser humano.

Al final,
sigue su dolor,
y ahora le duele el corazón,
al sentirse impotente,
porque sí bien ella aporta un dinero,
cada mes de su vida,
eso no sirve de nada,
porque sigue llamando
a un número telefónico
que parece inexistente,
para una cita que no parece llegar nunca,
para un médico lejano y ausente,
mientras los dirigentes de la seguridad social,
llenan su boca de frases,

que parecen no son la realidad.