La fuerza de una mirada,
el poder de un abrazo,
la profundidad de un beso,
la locura de una caricia…
la eternidad de un deseo
La fuerza de una mirada,
el poder de un abrazo,
la profundidad de un beso,
la locura de una caricia…
la eternidad de un deseo
Si seguimos gritando,
con las voces dispersas,
con las gargantas solitarias,
nuestros gritos los escucharán,
solamente nuestras cabezas.
Sin unión,
sin un sentido,
cada voz, cada quejido,
están condenados al olvido
El tiempo pasa,
ese es tu aprendizaje.
Lo que resta,
no se sabe cuánto ni hasta cuándo,
entonces...
lo que cabe es actuar, sobre lo que queda
Miradas y miradas,
que cuentan, que dicen,
que cantan, que gritan,
que callan, que piden,
que sienten, que buscan,
que llaman... que invitan
Ten cuidado del “después”,
porque “después”, la vida,
el momento y el tiempo,
ya pasaron y puede ser muy tarde