jueves, 27 de octubre de 2022

El poder de la imaginación


Creo que la imaginación es más fuerte que el conocimiento. 

Que el mito es más potente que la historia.

Que los sueños son más poderosos que los hechos.

Que la esperanza siempre triunfa sobre la experiencia.

Que la risa es la única cura para el dolor.

Y yo creo que el amor es más fuerte que la muerte.

Robert    Fulghum


Parecería ser

que las soluciones se acabaron,

que ganaron los malos,

y que hay muy poco por hacer

en este mundo acabado.


Parecería ser 

que no aprendimos nada

de las guerras, holocaustos y matanzas.

De las sequías, las inundaciones

y del hambre que mata.


Parecería ser

que nada dejó en nosotros

la muerte de tantos inocentes

a manos de una pandemia macabra

y unos liderazgos mediocres.


Nos contagiamos 

de aquel espíritu nefasto

que nos lleva de su mano

a pensar que todo es malo

y que bajar los brazos

es la señal adecuada.


Y en plena depresión, desasosiego, 

tristeza y dolor de corazón,

me encuentro con la invitación

y con el reto del poder de la imaginación.


Y no solamente imaginar,

y dejar allí las cosas,

si no imaginar, una y otra vez,

imaginando los caminos, las vías,

las condiciones, las personas,

las situaciones, los lideres,

los entornos y las decisiones,

que hacen que las cosas pasen 

que las situaciones sucedan, 

que los cambios lleguen,

y que la desesperanza se apague.


Imaginar una y otra vez, 

que no hay futuro sin imaginación,

ni imaginación sin futuro…

Que somos una suerte de

eternos amantes de la imaginación

y sus realidades. 




jueves, 20 de octubre de 2022

Pobrezas

Porque existen hambres mucho peores que no tener nada que comer, intemperies mucho más crueles que carecer de un techo bajo el que cobijarse, pobrezas más asfixiantes que la vida en una casa sin puertas, sin baldosas ni lámparas

Almudena Grandes

Una ciudad cierra sus puertas,

debe hacerlo, caso contrario,

los delincuentes matarían

a todos sus habitantes.

Es una ciudad, rica en recursos...

pero muy pobre en ayuda y atenciones.


Unos niños,

en lugar de ir a la escuela,

se quedan en casa.

La escuela está cerrada,

los profesores no llegan,

porque hay miedo de llegar.

Es una forma de pobreza

con una mezcla de desgracia.


Esos niños,

ya no aprenden a leer,

peor aún a estudiar,

o a pensar que existe una realidad

que podría llevarlos a otro lugar,

no solamente de espacio,

si no de conocimiento.


Otra población, 

sigue abandonada a su suerte,

los políticos de turno

les dijeron que los sacarían de la pobreza,

les regalaron camisetas

y algo de comida

en esos tiempos de campaña.

Hoy,

no aparecen,

hoy… no dicen nada.


Alguien se acerca,

a un centro de salud,

y solamente encuentra desesperanza.

El personal médico,

no puede hacer nada más

que recetar una curación

ante le falta medicinas

y también indignación

ante aquellos desgraciados

que tienen la responsabilidad

de saber administrar,

en el amplio sentido de la palabra,

aquel sagrado derecho llamado salud.


Lo mismo pasa en la educación,

en la planificación del estado,

en el día a día de un país

que se sume en la desgracia

de una administración pública

pequeña o grande que es pobre.

Pobre de visión, de preparación,

de conocimientos, de aspiraciones.

Pobre de responsabilidad,

pobre de principios, de valores.

Pobre de ideas y pobre de responsabilidad

ante todos su electores. 


Las pobrezas,

no son solamente el tema,

de aquellos que llamamos pobres

porque viven privados de todo,

lo que otros tienen.


Hay pobrezas,

en aquellos que deben administrar 

y no administran la cosa pública.

En aquellos que se roban todo,

hasta el honor de las personas.

En aquellos que roban la ilusión,

de aquellos que los votan.


Mientras esas pobrezas existan,

no podremos cambiar

la situación de pobreza,

de los verdaderamente pobres.


jueves, 13 de octubre de 2022

Sobre el respetar


Es un enorme error pensar que el gran cambio tiene que venir desde los partidos políticos. No, tiene que venir desde cada uno. Los seres humanos tenemos que aprender a respetarnos a nosotros mismos y después respetar a los demás. No sé quién dijo que primero tenemos que aprender a tolerar, pero que mejor que eso es aprender a respetar al otro

Mercedes Sosa

El aprendiz está 

en el taller de su maestro,

feliz e ilusionado por aprender,

nervioso y preocupado

por no dar la talla,

por equivocarse y dar la imagen

de no estar listo para el aprendizaje.


El maestro recibe al aprendiz,

“uno más” dice para sus adentros,

consciente de la responsabilidad que conlleva

enseñar el oficio a una nueva persona.

O, inconsciente de aquella responsabilidad

y poniendo en riesgo la formación 

de aquella persona que ve en su maestro

el ejemplo a seguir.


Aquel maestro,

puede inspirar, puede hacer soñar

al aprendiz que lo acompaña,

o puede dominar, amedrentar

y lograr un supuesto respeto

a base de gritos y malos tratos.


Ese maestro, 

puede crecer, al ver crecer a su discípulo.

O, ese maestro,

puede no ser tal, al confundir el miedo

y la desconfianza de su aprendiz, 

con un supuesto respeto.


Ese maestro, 

para ser llamado tal,

necesita saber aprender,

escuchar, inspirar y transmitir.

El otro, aquel mal llamado maestro,

cree que por haber llegado antes al mundo

lo sabe todo, lo inventa todo,

y es un completo ignorante

esperando las loas y aplausos

de aquellos que lo rodean.


Aquel maestro,

que entendió su oficio

sabe que su ejemplo enseña

más que cualquier enciclopedia,

por tanto serán sus formas,

sus modales, sus costumbres

su forma de llevar la vida

la que enseñará a su discípulo

cómo comportarse y encumbrase

a aquella maestría.


Todo lo demás,

irrespetos, insultos, malos tratos,

mentiras, difamaciones, engaños

murmuraciones,

harán de aquel personaje,

cualquier cosa, menos un maestro.


Respetar se aprende y se enseña:

respetando, a uno mismo

y a los que nos rodean,

sean estos amigos, enemigos

o ilustres desconocidos.


viernes, 7 de octubre de 2022

El florecimiento de la bondad (a Edith Merino…)


Su mirada, su voz, sus gestos,

todo en ella brindaba y regalaba paz.

Y con esa misma actitud educó,

compartió la vida con su gente

y con quienes la rodeaban.

Nos dejó un inquebrantable modelo

de dignidad humana,

nos dejó el ejemplo 

de la amistad sincera

y cómo ser, si quieres ser buena persona.


Hoy su presencia deja la tierra,

y pasa a ocupar un espacio en el firmamento.

Cuando mire las estrellas

estará allí con su voz,

sus gestos y su sentimiento de paz.



jueves, 6 de octubre de 2022

¿Miedo?

¿Miedo, miedos?

siempre, muchos, rodeándome,

visitándome cada noche.


¿Miedo, miedos?

siempre, al no saber si el amor

que te preparo cada día

sea suficiente.


¿Miedo, miedos?

siempre, a dejar que el cobarde,

me envuelva en su discurso perverso.


¿Miedo, miedos?

siempre, a dejar de ser

para ser lo que cabe.

Mientras

Mientras remojas tus pies en el río,

me cuentas sin pausa de esa noche,

donde tus ojos se resistieron a cerrarse,

y no era el frío, eran... tantas cosas,

tantos besos pendientes, tantos abrazos por dar,

tantas horas por hablar,

tantos minutos para compartir

entre matices de colores y sabores.


Mientras remojas tus pies en el río,

me acerco, para estar cerca del momento

en el que dejas el agua

    -y estar allí-

para secar tus pies y arropar tu alma.


Mientras remojas tus pies en el río,

he puesto el fuego a punto

para una cena de sabores y amores.

Sobre el dominio de los dominados


No podemos dominar aquello que nos domina

"Un dios salvaje" (2007), Yasmina Reza


Llegaron a ser tantos, 

    -me refiero a los dominados-

que se convirtieron sin quererlo,

peor aun, sin saberlo,

    (algunos dicen que ni lo saben, ni lo sabrán)

en la fuerza dominante.


Dominados por el dogma,

que les hizo creer,

que aquella ley divina,

que emanaba de la boca de los humanos,

había que cumplirla a rajatabla,

incluso dar la vida, o matar,

para que se cumpla y cumplirla.


Dominados por la ignorancia,

que les hizo creer,

cualquier mentira que les decía

que todo lo que hacen sus dominadores

es bueno y hay que aceptarlo,

así esa aceptación duela hasta el alma.


Dominados por oscuras fuerzas

que usaron la tecnología

para atraparlos a una pantalla

y a una realidad que no existía.


Dominados por el miedo,

de aquellos que entendieron

que sin protección de los estados

las mafias podían y pudieron

imponer la ley de las armas,

del crimen y la delincuencia impune.


Dominados por el individualismo,

que nos alejó del prójimo,

y nos acercó a la peligrosa búsqueda

del bien propio y de nadie más.


Dominados por el “qué dirán”,

y entregados de lleno a ser todo,

menos lo que queremos ser,

alejados de nuestra felicidad

e infelices, porque supuestamente

hicimos felices a los otros.


Dominados por nuestra inacción,

ante la acción de un ejercicio de la política,

que tomó como bandera

la mentira y la manipulación

y que garantiza su segura dominación,

una vez que los dominados,

voten una y otra vez

por aquellos que los dominan,

festejando como si hubiesen ganado algo,

cuando en realidad,

contribuyeron a dar una vuelta más

al cerrojo que encierra su libertad.