jueves, 29 de agosto de 2013

Dialogar, para poder avanzar


El diálogo no impone, no manipula, no domestica, no esloganiza.
Paulo Freire
Hacía tiempo,
que no miraba
la gente en las calles,
protestando…
pidiendo algo,
exigiendo derechos,
buscando diálogo.

Es verdad,
en medio de las marchas,
hay siempre un grupo
que genera violencia,
que pierde la oportunidad de dialogar.
También es verdad,
que la propia autoridad
no confía en el diálogo,
no permite dialogar.

Dialogar,
es sobre todo,
saber escuchar.
Para quienes tienen
la responsabilidad compleja
de dirigir los destinos
de una ciudad
de un país,
de una colectividad,
el diálogo deberá ser,
siempre y sin opción,
la única vía de construcción
del futuro en paz.

Todos tienen derechos,
todos tienen una parte de la verdad,
de su propia verdad:
el poder que toma decisiones,
sobre el presente y el futuro,
sobre los recursos y los bienes.
Y, por otro lado,
los ciudadanos,
que aceptan o no,
que comparten o no,
lo que el poder hace.

También están,
los que piensan
que las cosas van mal,
que las decisiones,
en temas delicados y complejos
no están bien fundamentadas.

Hoy,
cuando hay decisiones del gobierno,
cuando hay gente que aplaude,
y otra que no entiende
las decisiones del poder,
hoy,
miro que el diálogo,
no es la vía,
no es el camino.

Hemos llegado,
a usar para comunicar
al lenguaje violento
el lenguaje del enfrentamiento,
el lenguaje que desacredita
el lenguaje que acusa,
el lenguaje que busca
declarar a los perdedores,
declarar a los ganadores.

Cuando
a lo que deberíamos llegar,
es a poder dialogar.
A gestionar las diferencias,
de manera no violenta.
A escucharnos,
a escuchar,
a pensar,
a analizar,
a construir.

Me parece que hoy,
es todo lo contrario,
una suerte de competencia,
¿quién tiene más apoyos?,
¿quién tiene más votos?,
¿quién tiene la mejor campaña?,
¿quién gana?,
¿quién pierde?,
y así no se construye democracia,
no se construye un país.
Porque un país no tiene bandos,
no tiene, no debería tener,
ganadores o perdedores,
debería tener la capacidad,

de poder dialogar.

viernes, 9 de agosto de 2013

Política: sino estás dentro, no estás en nada

El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el coste de la vida, el precio de los frijoles, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales.
Bertolt Brecht

Llegar a creer,
que la participación política
es solamente para los políticos,
podría ser, quizá,
la peor de las ignorancias
de estos tiempos.

Pensar que la política,
es solamente,
un espacio, un ejercicio,
reservado en exclusiva
para aquellos que se autodenominan
políticos o partidos o movimientos políticos,
podría llevarnos
a quedar aislados
de la construcción
de lo que hemos llegado a llamar:
país, nación, estado.

El ejercicio de la política,
la organización política,
el pensamiento político,
la acción política,
hoy en día concluye,
que el sistema más adecuado,
para ser gobernados
es aquel al que hemos llamado:
democracia.
Entendida ésta,
como la delegación o encargo,
temporal y no totalitario
para que alguien,
sea éste persona o grupo,
represente e implemente
las ideas de una sociedad,
de una población.

Sin ideas sociales,
sin ideas políticas,
sin ideales democráticos,
el político representante,
mandatario temporal,
poco puede representar,
porque su electorado
ha decidido dejar de lado
la responsabilidad
social y moral,
que tiene para consigo mismo,
para con los suyos,
para con su sociedad.
Sin ideas sociales,
sin ideas políticas,
sin ideales democráticos,
el político representante,
mandatario temporal,
poco puede representar,
porque su electorado
no está involucrado,
y no quiere participar,
dejándolo en la libertad
de interpretar y reinterpretar
aquel silencio ciudadano,
y por ello queda en libertad
de poner en nuestras bocas
palabras, ideas, pensamientos,
que jamás hemos tenido,
que jamás hemos sentido.

Sin ideas sociales,
sin ideas políticas,
sin ideales democráticos,
el político representante,
mandatario temporal,
poco puede representar,
al contrario transforma la realidad
en beneficio del poder
y aquel ideal político de democracia
se transforma de a poco,
en una especie de juego de palabras
donde aquel encargo de hacer el bien
para y por todos,
de representar las ideas y voluntades
de todos,
de ejercer la temporalidad
de un encargo con total honestidad,
deja de ser tal,
deja de ser verdad.

De nadie más es la responsabilidad
del pasado, del presente
y del futuro de la patria,
sino de sus ciudadanos.
Si no estás en la política,
es decir,
en la construcción del ideal de vida
de ti y de los tuyos,
debes aceptar el hecho triste,
de que no estás en nada,
eres por tanto,
una simple estadística,
un elector robot,
un número más,
que pasará a la historia,

sin pena ni gloria.

viernes, 2 de agosto de 2013

Soñar, emprender, trabajar, crear

“Tu tiempo es limitado, así que no lo desperdicies viviendo la vida de alguien más. No te dejes atrapar por el dogma, que es vivir con los resultados de los pensamientos de otras personas. No dejes que el ruido de las opiniones de otros ahogue tu voz interior. Y lo más importante: ten el coraje de seguir a tu corazón e intuición. De algún modo ellos ya saben lo que realmente quieres ser. Todo lo demás es secundario”.
Steve Jobs
Nadie, sino nosotros,
podremos labrar,
podremos esculpir
el futuro de nuestras vidas.

Nadie, sino nosotros,
nuestras manos,
nuestro corazón,
nuestros sentimientos,
serán los que marquen,
los que definan
ese recorrido desde:
el quiénes somos,
de dónde venimos,
y a dónde vamos.

Los días de la vida pasan,
y descubrimos que los vivimos
en función de lo que hacen los demás,
y no de lo que hacemos nosotros
por el futuro de nuestra vida.
Los días pasan,
la vida pasa,
y nos descubrimos
sentados en una vereda,
siendo meros espectadores
siendo, solamente,
excelentes criticones
de lo que hacen,
y dejan de hacer otros,
sin ponerse manos a la obra,
sin arriesgarse a fallar,
sin proponerse caminar.

Soñar, si,
soñar despiertos,
mientras la vida nos brinda
la experiencia adecuada
para equivocarnos menos
y hacer mejor las cosas.
Soñar, si,
porque los sueños son
la motivación que necesita la vida
para seguir viviendo
y seguir construyendo
nuestro mejor mundo.

Emprender,
dejar libre el corazón,
las ideas y la motivación
y crear nuevas formas
de llevar el pan a la mesa.
Emprender y dejar de esperar,
el “puestito de trabajo”,
que nos ofrece el político de turno,
y por el contrario
generar espacios y fuentes de trabajo,
eso es dejar de estar sentado
esperando pase la vida
y ponerse manos a la obra.

Trabajar,
sin dejarse amilanar,
por la equivocación,
porque equivocarse no es fracasar,
fracasar es no intentar nunca emprender,
jamás haberse puesto “manos a la obra”.

Trabajar,
para poder crear
un mundo mejor,
una mejor vida,
unas mejores condiciones
un presente y un futuro digno
que es lo que el ser humano
tiene derecho en esta vida.

Soñar, emprender, trabajar, crear,

¿en qué fase estás tu?.