viernes, 28 de mayo de 2010

¿Cambio?... está en nosotros

La confianza ha de darnos la paz. No basta la buena fe,
es preciso mostrarla, porque los hombres
siempre ven y pocas veces piensan.
Simón Bolívar


Cuando te veo de lejos
sufro por ti tierra querida,
y no lo hago por ti,
lo hago por lo qué dejé de hacer,
por lo que no he podido construir.

Cuantas veces he repetido,
casi hasta la saciedad,
que hay una crisis inmensa,
que no se calma con la ley,
o con la mentira barata.
Las soluciones no son
baratos programas de campaña
ni frases prefabricadas,
peor aún: filosofías baratas
que intentan hacer
cómplices de la mediocridad
a los héroes de la Patria.

Y es que no llego a entender
cómo se puede proclamar
el cambio en nuestras vidas,
si la clase política en el poder
hace lo que le da la gana.

Hipotecando están nuestro ser,
lo que nos queda del mañana,
y nos lo venden bien,
como si nos hicieran un favor…
un disfraz de una campaña.

De veras no logro entender,
cómo en esta Patria de bien,
se están haciendo tales salvajadas,
intentar que a través de la Ley,
logremos arreglar nuestra mala racha.

¿De cuándo acá,
una nueva Ley,
pone fin a la desgracia?.

Desde cuándo al Ley,
evita la presencia de la trampa,
que nunca se fue,
que siempre ha estado ahí,
solo que… agazapada.

Los hacedores de la Ley,
los padres de la Patria,
se han olvidado talvez,
que no solo ellos saben hacer,
o quizá pensar…
que hay un mundo
al que hay que entender,
que hay una realidad que nos atrapa.

De veras,
es inconcebible ya la vez,
una verdadera amenaza,
que supongamos que la Ley,
nos sacará de la trampa,
del inmenso abismo
en el que se encuentra la Patria.

Nos olvidamos de trabajar,
de proteger, de ayudar,
a lo que de veras importa,
a lo que de verdad funciona:
un núcleo social
llamado familia,
familia de verdad.

Sin educación
la familia se separa,
olvida su razón de ser,
un amor intenso,
una disciplina necesaria.
Las claves del cambio,
no son complicadas,
por el contrario son
sencillas y a la vez olvidadas:
una ética y unos valores,
que nos invitan a pensar
en el prójimo,
y en nuestras funciones
como miembros
de una comunidad de bien.

Jamás creeré
que una Ley cambiará mi vida,
creo, por el contrario,
que mi vida cambiará la Ley,
lo que yo sea, lo que yo haga,
será semilla a la vez,
de una Ley,
que de verdad valga.

Cuando te veo de lejos
sufro por ti tierra querida,
y no lo hago porque sí,
lo hago por lo qué dejé de hacer,
por lo que no he podido construir,
porque no les he podido decir
a los que imponen la palabra,
que sus leyes poco van a vivir,
sino viven su palabra.

jueves, 20 de mayo de 2010

Sencillez


Sencillez

Los dedos de la nieve
repiquetearon
en el tamboril
del espacio.

Parábolas de nubes
forman un halo
de cristal,
sobre el monte nevado.

Una línea
y un plano.

Quiero poner mi vista
sólo en el espacio,
que es sencillo
y a la vez complicado.
José María Hinojosa



La sencillez es la grandeza,
dijo el poeta Martí,
y nos regaló una frase con firmeza
del deber ser, de quienes estamos aquí.

Muchas veces buscamos
en modelos importados,
en lejanos parajes maquillados
los lugares anhelados
para disfrutar y vivir,
como si la belleza fuera
lo que el dinero compra
lo que la fama vende…
lo que está de moda.

Y esa visión contaminada,
que contamina de a poco
lo que somos y cómo somos,
nos aleja de un concepto intenso:
la sencillez…
de la vida, de los detalles,
de los sentimientos,
de los corazones y las calles.

La sencillez de una vida
que no necesita de maquillajes
superfluos todos,
para engañar la alegría
que produce ser persona… ¡ser vida!.

La sencillez de los sentimientos
que no hace de lado los lamentos
pero que aprende de ellos,
y los transforma en buenos deseos.

La sencillez del campo,
de los parajes, de las flores,
de los ríos y los árboles,
de los paisajes y los colores,
de un país, de una provincia,
de un cantón o de una parroquia,
que amamos con intensa locura,
pero que a veces olvidamos,
que en la sencillez de la forma
está la belleza, que tanto se añora.
La sencillez con la que habla
nuestra naturaleza y nuestra madre tierra,
que nos pinta de colores y olores,
los paisajes más intensos,
y que no vemos aunque cerca estemos,
pues nuestros ojos y sueños
miran mucho más lejos
y se olvidan de apoco
que acá, que lo que tenemos,
encierra la sencillez de la vida,
de la diversidad encendida,
de la naturaleza perdida.

Se pierde de a poco,
la sencillez de caminar por el campo,
por los senderos, cruzando ríos y arroyos.

Perdemos la sencillez de apreciar
un paisaje natural
y conversar con él,
como si conversaras con Dios.

Perdemos la capacidad de ver
con la sencillez del corazón
a la naturaleza como un don,
y entonces valoramos
aquello que está lejano
del aire puro, de aquel viento…
de aquella flor.
Sin sencillez,
lo propio parece extraño,
y apreciamos lo ajeno
como un frustrado anhelo,
que no hay que desmerecerlo…

Sencillez,
una palabra simple,
que encierra un sentido complejo,
si está cerca vivimos,
creemos vivir … si está lejos.

Confianza

Gracias...
por confiar en mi,
a pesar de mis errores
y de mis actitudes.

Sabes de mi amor por ti,
aunque no solo de eso se trata,
porque a ese amor hay
que ponerle sentimiento,
hay que ponerle acción.

Cada día
cuando abro mis ojos
pienso que debo estar ahí,
para escucharte y sentirte,
para saber más de ti.

Prometo mejorar,
y estar cuando me necesites,
solo te pido que cuando crezcas,
cuando empieces tu camino solo,
hagas lo mismo por mi...
hijo de mi alma y de mi corazón.

jueves, 13 de mayo de 2010

El dolor de la deshumanización de la vida: cartas a Santiago, mi hijo

Donde hay mucho sentimiento, hay mucho dolor
Leonardo Da Vinci


Hijo mío,
nada duele tanto
como el ver sufrir,
como el ver llorar,
como el ver enferma,
a la persona que amas.
…alguien de tu familia,
quizá una amistad querida,
o alguien conocido…
o un tercero ajeno.
El dolor que aflora
de las tristes imágenes
de niños y niñas,
de jóvenes y adultos,
que ven interrumpida
la alegría de la vida,
por el dolor que provoca
la enfermedad que les toca
y que nunca más los abandona.

Mas ese dolor
es llevadero,
cuando hay amor sincero,
por eso te pido,
no hagas como tu padre,
que en momentos de la vida
dejó una mano tendida
y no fue solidario
con quién así se lo pedía.
Acompaña con el corazón,
con la obra y con la oración,
a aquel que la enfermedad
ha hecho de su cuerpo su morada.

Te digo eso,
porque es los tiempos que corren
quienes sufrimos el dolor
de sentirnos enfermos,
o de sentir enfermos
a quienes amamos,
no encontramos
en muchos médicos
aquellas manos
que nos ayuden a superarlo.
Tristemente vemos
que el paciente
es una mercancía,
una estadística,
unos números del día a día.

La medicina,
deja de ser humana
si de la dignidad de la persona
se olvida tras ponerse la bata,
y olvida
que la enfermedad mina
nuestro cuerpo y nuestro espíritu.
Olvida que quizá
un gesto o una palabra digna,
alivia enseguida
mas que cualquier medicamento.
Olvida decir la verdad
y por momentos nos obliga
a iniciar tratamientos
sin tener segura la perspectiva
de la enfermedad que nos domina.

Cuánta indignación,
cuánta frustración,
cuánta incapacidad he sentido
al buscar alivio
para la enfermedad de un ser querido.

Y lo que es peor hijo mío,
no solo la medicina
ha dejado al humano en el olvido,
todas la profesiones,
todos los servicios,
olvidan que son
para el prójimo,
para el ser humano,
para la dignidad de la persona,
para nosotros,
que nos llamamos y somos hermanos.

Quizá hemos tomado
muy a la ligera
aquella formación
que llamábamos: ética de la profesión,
reduciéndola a teoría,
cuando lo que necesitamos
es vivirla.

Es cierto que no son todos,
han olvidado que su profesión
está para servir y no servirse,
pero son varios… o muchos,
los que olvidan o han olvidado
que un servicio mal dado
aumenta el dolor
de quienes buscando una solución
encuentran deshumanización.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Es posible

"Quien pretende llegar a un sitio determinado, emprenda un solo camino y déjese de tantear muchos al mismo tiempo, pues ello no es caminar sino andar de vagabundo."

Séneca

Cierto es
que los problemas
pequeños o grandes,
nos hacen mirar al mundo,
con pesimismo y enojo.

Es verdad
que muchas veces olvidamos
que la vida no solo son problemas,
no solo son malos gobiernos,
malos gobernantes,
políticos ignorantes,
y administraciones públicas deficientes.

También es verdad
que en la vida encontramos
ejemplos de vida increíbles
que hacen del día a día
un himno a la vida,
a la esperanza,
a la tenacidad,
a la fuerza.
Esa verdad
nos debe llevar
siempre a pensar
que otro mundo es posible,
así el político lo impida,
y que seamos felices,
que rompamos los límites.

Es posible ser diferentes,
no tienes que ser corrupto
porque otros lo sean,
no tienes que ser violento
solo porque pareciera ser
que el violento es temido,
y así “no se meten contigo”.

Es posible que en nuestra familia,
que en nuestro grupo de amigos,
que en nuestro barrio,
en nuestra ciudad,
en nuestra país,
en nuestro continente,
trabajar por un mundo diferente,
donde los valores,
los derechos humanos
sean la guía
que a diario usamos,
para hacer de la vida
de nuestra tierra querida
un espacio para la dignidad.

No esperemos
que desde los gobiernos
las cosas cambien
en beneficio nuestro,
la corrupción,
el narcotráfico
y los intereses personales
los tiene atados.

Si algo cambia
será por los ciudadanos
que si bien nos quejamos
también actuamos
para cambiar el mundo,
el nuestro,
el de quien queremos,
el del prójimo,
el de los que vendrán,
y también,
por qué no,
el de los irresponsables.

No podemos condenarnos todos,
por unos cuantos miserables,
no podemos detener más
el verdadero cambio,
el personal,
el del interior de nuestra alma,
el de nuestro sufrido corazón.

Es posible un mundo diferente,
es posible que la honestidad,
el servicio,
el respeto,
el amor,
la ética,
el buen humor,
la alegría,
sean nuestra guía…
y si aún no lo son,
que sean a partir de este día.

Tu cambia... yo no

Nosotros mismos debemos ser el cambio que deseamos ver en el mundo.

Gandhi

Impresiona la cantidad de veces
que la palabra “cambio”
se repite en los llamados
nuevos gobiernos bolivarianos.

El ejercicio político es un cambio,
y por tanto se cambian las estructuras,
se cambian las normas,
se cambian los axiomas,
se cambian tantas cosas,
que de apoco te olvidas,
si el pasado fue tan malo,
como te lo pintan los revolucionarios.

Para los que promueven “ese” cambio,
el fantasma del pasado
hay que acabarlo de inmediato,
una vez que llegan al poder,
utilizan los fondos de todos
para recordarnos a cada minuto,
a cada hora, cada día,
cada mes y cada año,
lo buenos que son con el cambio,
lo afortunados que somos
de tenerlos a ellos
como representantes del cambio,
que si no llegaban a gobernarnos
seríamos unos pobres desgraciados,
que los problemas que sufrimos,
que el hambre, que el desempleo,
que la enfermedad, que el analfabetismo,
que la pobreza extrema,
que la corrupción y el narcotráfico,
que la delincuencia en las calles,
no son su culpa,
que la culpa la tiene el pasado
y sus actores irresponsables,
y la siguen teniendo
los enemigos del cambio
que hacen lo imposible
para que los revolucionarios
no cumplan con su trabajo.

El cambio cambia los nombres
de todas las instituciones
no importa si no se cambian las condiciones
que hagan que esas instituciones sean mejores,
lo más rápido y lo de impacto
es cambiar los nombres
y hacerlo con muchas promociones
utilizando para ello
los periódicos, las radios y las televisiones
que gracias al cambio,
cambiaron de mano,
como lo mandan las revoluciones.

El cambio significa también,
cambiar de amigos,
cambiar de socios,
cambiar las relaciones,
que sirven para promocionar reuniones
para emitir declaraciones
contra los enemigos del cambio,
reuniones para las felicitaciones,
para evocar la romántica revolución,
que recurrirá a las armas,
si los enemigos del cambio
convencen a los ciudadanos
de hacer todo lo contrario.

Y en medio de tanto cambio,
lo que no cambia
es el olor nauseabundo
que deja a su paso
la hipocresía y la corrupción.

Lo que no cambia
son las viejas prácticas,
de la manipulación de la política
para fines personales.

Lo que no cambia,
son los privilegios de clases,
de los que el poder tienen,
de los que del poder se sirven,
de los que el poder apoyan
porque del él enriquecen,
sin importarles las tendencias,
las ideas, las políticas,
… sin importarles nada.

Lo que no cambia,
es la brecha entre ricos y pobres,
entre nuevos ricos y nuevos pobres,
entre los que se estrenan en el poder,
y los que añoran volver a él.

No cambia las pretensiones
de quienes se autodenominan
herederos de una figura libertaria,
y por tanto los únicos
que el poder podrían ejercer.

Lo que no cambia,
es la desgastada clase política,
que lo logra organizarse
y hacer un contrapeso responsable.
Lo que no cambia,
es la ignorancia,
socia y amante
de los revolucionarios del cambio,
cuya relación infatigable
los hace perpetuos,
o al menos… creer en ello.

lunes, 3 de mayo de 2010

Día mundial de la libertad de la Libertad de Prensa

No hay nada más incómodo
para los gobiernos populistas
fanáticos y corruptos,
que una prensa libre
que exprese, comente e informe
el sentir de la gente,
lo que pasa en las calles,
los actos corruptos y violentos.

Nada más incómodo
que un grupo de gente
que no tiene miedo
a decir la verdad,
y decirla sin tapujos,
en beneficio público.

La libertad de prensa,
la de pensamiento,
la de palabra,
son pilares de la democracia
y de la paz.