jueves, 13 de mayo de 2010

El dolor de la deshumanización de la vida: cartas a Santiago, mi hijo

Donde hay mucho sentimiento, hay mucho dolor
Leonardo Da Vinci


Hijo mío,
nada duele tanto
como el ver sufrir,
como el ver llorar,
como el ver enferma,
a la persona que amas.
…alguien de tu familia,
quizá una amistad querida,
o alguien conocido…
o un tercero ajeno.
El dolor que aflora
de las tristes imágenes
de niños y niñas,
de jóvenes y adultos,
que ven interrumpida
la alegría de la vida,
por el dolor que provoca
la enfermedad que les toca
y que nunca más los abandona.

Mas ese dolor
es llevadero,
cuando hay amor sincero,
por eso te pido,
no hagas como tu padre,
que en momentos de la vida
dejó una mano tendida
y no fue solidario
con quién así se lo pedía.
Acompaña con el corazón,
con la obra y con la oración,
a aquel que la enfermedad
ha hecho de su cuerpo su morada.

Te digo eso,
porque es los tiempos que corren
quienes sufrimos el dolor
de sentirnos enfermos,
o de sentir enfermos
a quienes amamos,
no encontramos
en muchos médicos
aquellas manos
que nos ayuden a superarlo.
Tristemente vemos
que el paciente
es una mercancía,
una estadística,
unos números del día a día.

La medicina,
deja de ser humana
si de la dignidad de la persona
se olvida tras ponerse la bata,
y olvida
que la enfermedad mina
nuestro cuerpo y nuestro espíritu.
Olvida que quizá
un gesto o una palabra digna,
alivia enseguida
mas que cualquier medicamento.
Olvida decir la verdad
y por momentos nos obliga
a iniciar tratamientos
sin tener segura la perspectiva
de la enfermedad que nos domina.

Cuánta indignación,
cuánta frustración,
cuánta incapacidad he sentido
al buscar alivio
para la enfermedad de un ser querido.

Y lo que es peor hijo mío,
no solo la medicina
ha dejado al humano en el olvido,
todas la profesiones,
todos los servicios,
olvidan que son
para el prójimo,
para el ser humano,
para la dignidad de la persona,
para nosotros,
que nos llamamos y somos hermanos.

Quizá hemos tomado
muy a la ligera
aquella formación
que llamábamos: ética de la profesión,
reduciéndola a teoría,
cuando lo que necesitamos
es vivirla.

Es cierto que no son todos,
han olvidado que su profesión
está para servir y no servirse,
pero son varios… o muchos,
los que olvidan o han olvidado
que un servicio mal dado
aumenta el dolor
de quienes buscando una solución
encuentran deshumanización.

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