Tu vida, desde que empiezas a tener un cierto control sobre ella, es un conjunto de elecciones acertadas o equivocadas, pero elecciones, al fin y al cabo
Matilde Asensi
En el día a día decidimos.
en lo cotidiano,
en lo sencillo, en lo complejo.
Decidimos sobre lo interno,
sobre lo que nos pasa.
Decidimos sobre otros,
sobre lo que los afecta,
sobre sus sufrimientos y penas.
Decidimos, en algunos casos,
porque no hay otra opción,
porque nadie acompaña la decisión,
porque esperan el resultado
de todo lo que has reflexionado.
Decidimos, porque la vida nos entregó
un testigo y debemos honrar,
Aquella confianza que nos hace portadores
de especiales decisiones.
Decidimos pensándonos en el futuro,
decidimos para un mañana que se acerca
con una velocidad inesperada.
Decidimos pensando en el presente,
en lo que vivimos día a día
en lo que vivimos como gente.
Decidimos,
y varias veces lo hacemos
pensando en el futuro,
solamente que el “control de caminos”,
nos llega a decir
que por donde circulan
aquellos que quieren decidir,
deben tener cuidado
porque decidir podría considerarse,
algo parecido a un delito abominable,
pues desafía al poder dominante.
En fin,
somos un ejercicio constante de decisión.
de decisiones por pensar,
de decisiones por tomar.
Que el miedo a la equivocación no nos detenga,
que la buena fe acompañe nuestras decisiones
que cuando la razón y el corazón deban juntarse
lo hagan, para que cuando decidamos
nos deje paz en el corazón y nos dibuje una sonrisa,
o, al menos, la tranquilidad de haber decidido,
no por imposición o ignorancia,
sí por salud mental y por nuestra propia necesidad.