viernes, 29 de agosto de 2014

¡Yo tengo un sueño hoy! 51 años del famoso discurso de Martin Luther King

Tengo un sueño, un solo sueño, seguir soñando. Soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad y ojalá ya no tuviera necesidad de soñarlas
Martin Luther King

Leyendo el discurso de este hombre bueno,
de este hombre soñador,
de este constructor de la paz,
como lo fue Luther King,
tengo la impresión de que el mensaje
se debe seguir leyendo hoy,
de que el mensaje de la libertad y la noviolencia,
debe enseñarse, aprenderse, exigirse y vivirse,
porque es un mensaje fresco,
un mensaje necesario
un mensaje vigente
un mensaje que debe repetirse de boca en boca.

Porque en este presente en que vivimos
hay pueblos que sueñan con la libertad,
porque no la tienen
Porque hay pueblos que no exigen la libertad,
porque nunca la han tenido,
no la han conocido y no saben de su existir.
Porque hay pueblos,
a los que el poder adormita,
y de apoco les quita
su libertad y el ejercicio de deben tener de ella.

¿Por qué soñar con la libertad,
con la justicia, con la noviolencia,
con la igualdad, y con el respeto de los DDHH?
¿Por qué en lugar de soñar,
no empezamos a asumir
que estos son nuestros derechos y deberes,
que debemos cultivarlos
que debemos estudiarlos
que debemos conocerlos
que debemos ejercerlos.

Que la costumbre de mirar de lejos a la libertad
jamás se convierta en un hábito.
Que la costumbre de “rogar” por nuestros derechos,
se destierre completamente.

Seremos libres,
viviremos en una sociedad justa,
seremos iguales unos con otros,
en la medida en que sepamos cultivar,
en la medida en que sepamos cuidar,
en la medida en que sepamos ejercer con responsabilidad
nuestra libertad y nuestras libertades,
en la medida en que conozcamos nuestros derechos civiles,
en la medida en que seamos responsables
y reflexionemos
al momento de elegir a nuestros representantes,
en la medida en que entendamos
que el poder en el poder
nos quiere desunidos,
ignorantes, temerosos, confundidos,
desinformados y desorganizados.

Yo tengo un sueño dijo el maestro,
nosotros debemos hacerlo y mantenerlo

como una verdadera y permanente realidad.

jueves, 21 de agosto de 2014

Lejana libertad

No se nos otorgará la libertad externa más que en la medida exacta en que hayamos sabido, en un momento determinado, desarrollar nuestra libertad interna.
Mahatma Gandhi

Es difícil distinguir la libertad,
cuando se la disfraza de promesas baratas,
cuando nos acostumbramos,
-de a poco-
que el poder es quien regala la libertad,
que el poder es quien permite la libertad,
que el poder es quien legisla sobre la libertad,
que el poder es el único libre,
y que nosotros lo seremos
en la medida de que el poder lo quiera.

Es verdad,
hemos hecho, por muchos años,
un uso inadecuado de la libertad,
pero ¿es ese el justificativo
para que el poder decida
cada día,
cada minuto el día,
regular y limitar la libertad de nuestros días?.

¿Por qué permitimos al poder
que limite las libertades
que como seres humanos tenemos?
¿Qué patente de Corso,
tiene el poder en el poder
para decidir lo que debemos hacer?.

Si reflexionas con tranquilidad,
si miras el pasado,
el trayecto caminado,
podrás observar al poder
llegar a su destino
gracias a nuestro apoyo y nuestro voto.

Una vez sentado en el trono
el poder cambia de tono,
ya no es aquel tono conciliador,
es más bien un tono autoritario
déspota, violento y malcriado
que decide cambiar la historia,
y escribir de nuevo
lo que debemos repetir
para ser considerados
hijos del poder y su gobierno.

Una vez sentado en el trono
el poder asesina a la democracia,
y en una suerte de acto de magia
convierte la democracia en un fascismo disfrazado.
Ya no hay poderes del Estado,
porque los poderes se han fusionado.
Ya nadie piensa,
porque solamente el poder,
es el pensamiento al que hay que obedecer.
Ya no hay cuentas que dar,
porque el poder es omnímodo,
porque no se responsabiliza de sus actos,
porque el poder absoluto
ya no piensa en el futuro
vive un presente falso,
impone una cultura del odio,
ejercer una política de violencia,
coarta de a poco las libertades,
los derechos civiles,
los derechos colectivos.

Lejana es la libertad,
cuando entregamos al poder en el poder,
el dominio de nuestra vida,
de nuestros ahorros,
de nuestros dineros,
de nuestros estudios,
de nuestro esfuerzo de toda la vida.

Lejana es la libertad,
cuando llegamos a pensar,
que la ilógica del poder en el poder,
tiene lógica,
y que las migajas que nos regala
convertidas en puestos inestables de trabajo,
en pomposas obras civiles sin sustento,
en instituciones e instituciones inservibles,
en leyes y normativas ilegales e inconsultas,
están bien,
y no hay nada que hacer,
que quizá llegue otro y lo arregle,
y mientras a nosotros no nos afecte,
que el poder se lleve
todo lo que pueda,
todo lo que quiera.
Lo peor de todo,
es que nos llegamos a convencer
de que en medio de tanta corrupción,
un acto de corrupción más
no importa.

Lejana es la libertad,
cuando sus ciudadanos,
han entregado todo el poder al poder,
y han decidido callar,
porque el silencio,
según ellos,

es el mejor estado.

jueves, 7 de agosto de 2014

Yo vengo a ofrecer mi corazón

Mis venas no terminan en mí,
sino en la sangre unánime de los que luchan por la vida,
el amor, las cosas, el paisaje y el pan, la poesía de todos.
Roque Dalton

Esta semana,
se cumplieron, en silencio,
sesenta y nueve años
de un momento negro:
el lanzamiento de la bomba atómica
en Hiroshima…
Un momento
en el que la humanidad
o parte de ella,
demostró que poco importaba
el derecho a la vida
frente a la locura de la guerra.

Luego del lanzamiento de la bomba atómica,
vino un momento de reflexión…
Las personas, durante muchos años,
las sociedades víctimas de la guerra,
los gobiernos y las naciones,
en una especie del declaración universal
declararon su oposición a la violencia,
declararon su respaldo
al respeto de los derechos humanos,
se comprometieron con la paz,
escribieron normas y normativas
que promovían la paz.
Hicieron un llamado
a las sociedades y a las naciones
en torno a la paz y a la convivencia pacifica.

A sesenta y nueve años
de un hecho macabro
que condenamos todos los seres humanos,
parecería una locura
que el mundo se siga matando,
que las sociedades se odien,
que las religiones nos separen,
que los políticos nos digan qué hacer,
sin saber ellos lo que hacen.

Yo vengo a ofrecer mi corazón,
en momentos en los que parece
que todo está perdido,
en momentos de olvido,
en momentos de tristeza,
con muertes que se cuentan por cientos,
en acciones de guerra
que nos dejan solamente vergüenza.

Ofrecer el corazón,
es como oírse uno mismo
 preguntarse si puede dormir,
cuando hay un niño que no puede dormir
porque su casa ya no existe
porque la guerra la destruyó.

Ofrezco el corazón,
para unirlo con otros,
con otros corazones,
pero no como discurso,
sino en hechos de esta vida.
Mientras ofrezcas  el corazón,
nada está perdido.

Esto es por Palestina,

por sus niños que mueren día a día.