jueves, 24 de septiembre de 2015

El reino de los anti valores

Nos hemos deshumanizado tanto que el sapiens ya no nos describe
Alberto Barradas

Han escrito un sinnúmero de
códigos, leyes, reglamentos,
y todo tipo de documentos,
que regulan, norman y disponen
lo que debemos o no debemos hacer,
sin importar si son imposibles de seguir,
lo importante es la sanción y la pena,
como si eso fuera legislar,
como si esa fuera la intención de la justicia,
como si ese fuese el fin del derecho.

Parecería que lo anormal,
es ahora normal.
Lo digo al tiempo que veo a la gente
idolatrar a sus mandatarios,
y cerrar los ojos al hambre,
a la corrupción, a la deshumanización,
a la ausencia del sentido común,
a la pérdida de las libertades fundamentales.
Eso, que suena ilógico,
incluso que puede ser catalogado como inhumano,
es algo que se acepta, se copia,
se impone, se convierte en modelo de vida política,
de ejercicio de poder,
que sirve de mal ejemplo,
y de forma de comportamiento
de quienes ostentan un cargo público.

Es que parece que asistimos
a la implantación del reino,
del reino de los anti valores.
Hemos dejado de mirar las estrellas,
de admirarnos de las cosas sencillas de la vida,
de dar valor a lo que de veras nos llena,
y descubrimos que estamos en una carrera,
en una competencia por acumular de todo,
menos de lo que alimenta el corazón y el alma.

Vamos perdiendo,
la capacidad de dialogar,
de rectificar,
de pedir disculpas,
de reflexionar antes de hablar,
de estudiar y prepararse para mejorar
nuestro nivel de vida,
el nivel de vida de quienes amamos,
el nivel de vida de todos.

El reino de los anti valores,
se construye sobre la base del miedo social
y de la violencia.
Es un reino dominante,
que busca callarte,
que no quiere que pienses,
que no le interesa que seas inteligente,
pensante y que des tu opinión.

Pero no es un reino absoluto,
no es un reino "para siempre",
podemos cambiarlo,
depende de nosotros,
de los ciudadanos,
de hombres y mujeres libres,
que no pueden, ni deben permitir,
que nos cambien la forma de ver el mundo,
que cambien nuestros valores esenciales,
Recordemos que
esto que parece una utopía,
siempre será un imposible
hasta que venga alguien
que no consideraba que fuese una utopía
y la haga realidad.
Y ese alguien,
es la suma de todos nosotros,
de nuestros deseos y acciones
en contra de la dominación de las ideas,
de la imposición de modelos pseudo democráticos,
que reducen a la democracia
en votaciones para elecciones de mandatarios,
y que eso se considere
la autorización sin limites,
para hacer y deshacer de una sociedad,
sus bienes, su historia,
su pasado, su presente y su futuro.

El reino de los anti valores,
seguirá presente,
mientras los ciudadanos,
como hasta ahora permanezcamos
en silencio, estáticos y sin capacidad de cambio.

El reino de los anti valores,
el reino de la violencia,
el reino del caos y la intolerancia.
¿Hasta cuándo vamos a vivir en el?

jueves, 17 de septiembre de 2015

Democracia: un espacio para la sociedad civil

«La sociedad civil es el oxígeno de la democracia. La sociedad civil actúa como catalizador del progreso social y del crecimiento económico. Cumple un papel fundamental al exigir cuentas al gobierno y ayuda a representar los distintos intereses de la población, incluidos sus grupos más vulnerables.»
Mensaje del Secretario General, Ban Ki-moon, con motivo del día Internacional de la Democracia 15 de septiembre

Este año,
el quince de septiembre,
recordábamos el día internacional de la democracia.
Un espacio para la sociedad civil,
esa es la reflexión,
esa es la invitación,
de Naciones Unidas para el mundo.

No hay un modelo único de democracia,
es un concepto que se adapta a cada realidad,
a cada cultura, a cada pueblo,
pero que debe contar con elementos claros,
y únicos que la hacen así: democracia.

Un espacio para la sociedad civil,
¿cómo entender esta reflexión?.
Creo yo que es un llamado de atención,
una invitación
a la participación activa de la sociedad
en la construcción
y en el progreso social.
Cuando la sociedad civil
tiene espacios en la democracia,
se siente representada por sus mandatarios,
se siente en la libertad de hablar,
de decir, de opinar, de exigir cuentas,
de organizarse, de relacionarse con otros colectivos,
de proponer nuevas formas de trabajo,
de oponerse a lo que cree injusto,
de sentir que sus derechos civiles,
que sus derechos humanos se respetan,
se promueven, se practican.

Por tanto,
la sociedad civil,
debe recordar a los gobiernos,
en todo el mundo
que las democracias exitosas,
-entiéndase como democracias respetuosas-
que las democracias estables,
cuentan con la participación y presencia
de la sociedad civil
con la que trabaja de manera conjunta
en la búsqueda de soluciones
que benefician a todos los colectivos:
de gobierno y de oposición.

Debemos recordar,
a todos los gobiernos y gobernantes,
que en una verdadera democracia,
el gasto público y la transparencia en su manejo,
es fundamental para el progreso.
Que no se entienda
que por ser gobierno
se tiene la autorización sin límites
de gastarse el dinero público
como si fuera de ellos.

La sociedad civil,
con ese espacio que se merece,
con ese espacio que debe ganarse
debe exigir a cada gobierno,
que trabaje por su pueblo,
y que ese trabajo y ese esfuerzo
no es ningún mérito,
sino el cumplimiento de una promesa,
que se reconoce con un salario
y unos privilegios temporales
que facilitan ese encargo.

Nada de lo que recibimos en democracia
puede ser considerado una dádiva,
un regalo o un presente de un mandatario,
porque para eso elegimos a los gobernantes,
para velar por todos,
para construir mejores días,
más y mejores oportunidades,
más y mejores condiciones de trabajo.

Respeto a las libertades,
a los derechos civiles,
elecciones periódicas y transparentes,
división de poderes,
rendición de cuentas,
son elementos de la democracia,
y los espacios para la sociedad civil,
deben permitir su fortalecimiento,
su promoción y su respeto.

No perdamos ese espacio,
no dejemos que nos cambien el concepto,
que nos vendan un cuento
de que la democracia es el culto
a un dios de barro
que poco a poco se convierte en el todo
y que terminará siendo amo, señor y dueño,
cuando en principio era solamente

un ser humano que juró servir  a su pueblo.

martes, 8 de septiembre de 2015

Dolor en la cantera… un hijo ha muerto. A Jorge Aguirre Azanza

El hombre honesto no teme la luz ni la oscuridad.
Thomas Fuller

Hoy en la cantera hay dolor,
unos de sus nobles maestros,
cerró sus ojos para abrirlos ante el creador.

Hoy en la cantera hay dolor y llanto,
porque quien nos enseñó a tallar la piedra,
dejó las herramientas,
para cumplir otra tarea, lejos de esta tierra.

Hoy la cantera detiene su trabajo,
porque su maestro constructor,
nos ha dicho adiós,
aquel que enseñó a generaciones,
no solamente a ser,
sino, y sobre todo: ser.

Hoy el dolor es tan grande,
que apenas puedo abrir los ojos,
para mirar el horizonte,
y ver la obra de este gran ser humano,
de este hijo amantísimo,
padre, esposo, abuelito… hermano.

Jorge Aguirre Azanza,
entregado en alma y vida,
al servicio de su familia,
de su sociedad y de su patria,
a través de la más difícil de las prácticas:
el ejemplo de decir lo que se debe ser
y hacerlo sin dilaciones.

Fue un constructor a carta cabal:
construyó una familia querida,
con el fundamental apoyo
de su Yolita amada.
Una familia que es la nuestra,
y a la que queremos inmensamente.

Construyó un ejercicio profesional,
que jamás claudicó,
ante el azote de la corrupción,
denunció y despreció a los corruptos,
y nos enseñó con su ejemplo,
que ser honestos no es cosa de tontos,
sino de seres humanos correctos.

Construyó una carrera política
que se tradujo en servicio a su sociedad,
a sus votantes, a sus conciudadanos,
a las manos que acudían en su ayuda.

Construyó espacios para la docencia,
para la enseñanza,
para poder compartir lo que la vida le enseñaba.
Siempre hubo tiempo para escribir,
analizar y proponer
nuevos espacios para aprender.

Fue un ciudadano,
en el sentido amplio de la palabra,
que se ganó el respeto y cariño,
de todos quienes lo conocieron,
y que supieron en vida,
decirle cuánto lo admiraban y querían,
esa fue quizá una de las buenas cosas:
saberse querido, respetado y considerado,
por propios y extraños.

Por eso es doloroso el recuerdo,
y en medio de todo ello,
siento que su semilla cayó en territorio bueno,
que esa acacia que sembró en vida,
como símbolo de la inmortalidad del espíritu,
de la inocencia, de la incorruptibilidad y la fortaleza,
florece hoy como símbolo de su eternidad,
porque hacemos nuestro su ejemplo,
y lo transmitimos a otros.
Porque su recuerdo es nuestro
y lo mantenemos vivo ante nosotros.

Dolor en la cantera si,
imposible que no lo haya,
pero alegría también
al recordarlo siempre
como ejemplo de vida,
que mantenemos vivo,
intentando ser custodios y practicantes
de la honestidad,

una de las artes perdidas.

jueves, 3 de septiembre de 2015

Buscando la libertad... encontrando la muerte

La libertad no conoce fronteras. . .
Una voz ardiente de libertad en un país
 puede levantar los espíritus de otra en un lugar lejano.
Kofi Anan
Medios digitales e impresos,
redes sociales y otras espacios de interacción,
se muestran conmovidos e indignados,
¿la razón?:
la foto de un niño muerto a la orilla del mar,
otra victima más de los fracasados intentos,
por escapar de la guerra, la inequidad,
el maltrato, el desempleo, el hambre y el dolor.

Cientos de miles de seres humanos,
escapan, o al menos lo intentan,
alentados por las mafias del tráfico de personas,
que les ofrecen un paraíso llamado Europa,
como remedio a sus males locales.

La guerra, la sequía,
el irrespeto a los derechos humanos,
la usencia de libertad,
obligan a niños, mujeres y hombres,
a pensar en dejar su casa,
su lugar, su espacio,
para buscar otro mejor,
un mundo mejor.

Pero se encuentran,
no solo con el traficante,
que les roba todo su dinero
para llevarlos, supuestamente,
a la libertad y al progreso,
sino que se encuentran
con sociedades indolentes,
con gobiernos ineficientes,
con políticas y limitantes,
que les impiden la marcha,
que les niegan la oportunidad,
que los tratan como delincuentes,
que los regresan a su infierno,
que les dan la espalda sin ayuda ni remedio.

Así, todos los días,
así, cientos de miles,
viven en un limbo
sin saber su destino,
no solo han perdido sus bienes materiales,
van perdiendo de a poco la esperanza,
la dignidad y el respeto.

El primer mundo ha crecido y se ha enriquecido,
a costa del tercer mundo,
sin importarle de veras
cómo vive esa gente,
qué oportunidades tiene de crecer,
qué opciones tiene para emprender,
o qué horizonte tiene de vida.

El primer mundo se enriquece,
con la industria de la guerra,
el tráfico de personas,
el tráfico de drogas,
el control de las semillas,
y el control de las libertades.

Hoy en esta crisis humanitaria,
donde tanta gente muere,
la reacción es mínima,
los esfuerzos esporádicos,
la colaboración casi nula,
y la crisis sin límites.

¿Cuántos niños debemos encontrar muertos
para que reaccionen los gobiernos y los pueblos?.
¿Cuánta gente debe morir,
o debe dejar su hogar, su pueblo,
su país y su historia
para recién entender
que las inequidades sociales
lo único que provocan
es más pobreza en los pobres
y más riqueza para los ricos?.

Buscando la libertad,
encontramos la muerte.
Buscando la paz,
encontramos el infierno.
Buscando mejores días,
encontramos un camino sin salida.
No somos los culpables,
somos las víctimas,
pero nos etiquetan como delincuentes.
Parecería ser,
la estrofa de una canción,
que se canta al caminar,
con el dolor de no saber

a dónde llegar.