miércoles, 27 de agosto de 2008

Cuando el fin... justifica los medios


Cuando el fin
justifica los medios,
en el tablero politiquero
cualquier cosa,
sin importar el dinero,
se permite… se puede aceptar.

Cuando el fin
justifica los medios,
hay que usarlos todos,
las campañas,
las alianzas,
las ofertas baratas,
la esperanza del mañana,
del mañana mejor.

Cuando el fin
justifica los medios,
las practicas inmorales
que antes criticaste
de las que te avergonzaste
ahora si valen,
ahora si sirven.

Cuando el fin
justifica los medios,
ofrecer repartir el poder
en pequeñas porciones
hace creer a los ilusos
que serán reyes también,
así sea de reinos pobres,
pero reyes al fin.

Cuando el fin
justifica los medios,
es necesario desviar la atención
que las discusiones sean pobres
que los argumentos vanos
circulen por ahí,
habrá que echar culpa al pasado,
el futuro es el que hay que explotar.

Cuando el fin
justifica los medios,
no importa con quien compartes,
no importa quien es tu socio,
pues te ratificará en el poder,
ya verás que haces con ellos,
lo primero es ganar a como dé lugar.

Cuando el fin
justifica los medios,
se permite la concentración
absoluta de todo poder,
porque el proyecto reclama
que nadie más que uno
lo pueda ejercer.

Cuando el fin
justifica los medios,
se permite interpretar
hablar en nombre del pueblo,
cambiar el texto constitucional,
al final nadie sabrá de veras
a qué le dice si o no,
lo que importa es ganar.

Cuando el fin
justifica los medios,
surge la ceguera politiquera,
aquella que te hace creer
que estarás por siempre a la sombra
de la justicia y el bien común en general.

Cuando el fin
justifica los medios,
todo vale, todo sirve,
mientras más temor
siembres respecto al enemigo
más querrán que te quedes
y lo puedas ayudar.

Cuando el fin
justifica los medios,
la maquinaria electoral
arrasa todo a su paso,
los precios, la moral
y la ética social,
metiéndose en tu cabeza
diciéndote lo que debes votar,
tratando de dejarte sin voluntad,
creyendo que te pueden manipular.

Cuando el fin
justifica los medios,
muy atento debes estar,
meditar tranquilamente
y dejar a tu corazón hablar,
al sentido común actuar
y ser un ciudadano de verdad.

jueves, 21 de agosto de 2008

Del poeta palestino (+) Mahmud Darwish

PARA NUESTRA PATRIA

Para nuestra patria,

Próxima a la palabra divina,

Un techo de nubes.

Para nuestra patria,

Lejana de las cualidades del nombre,

Un mapa de ausencia.

Para nuestra patria,

Pequeña cual grano de sésamo,

Un horizonte celeste... y un abismo oculto.

Para nuestra patria,

Pobre cual ala de perdiz,

Libros sagrados... y una herida en la identidad.

Para nuestra patria,

Con colinas cercadas y desgarradas,

Las emboscadas del nuevo pasado.

Para nuestra patria cautiva,

La libertad de morir consumida de amor.

Piedra preciosa en su noche sangrienta,

Nuestra patria resplandece a lo lejos

E ilumina su entorno...

Pero nosotros en ella

Nos ahogamos sin cesar.

Feliz cumpleaños... Santiago querido


Un año de más de vida,
que nos regalas a todos,
que nos compartes tu alegría.

Al mirarte recuerdo,
cuando llegaste a nuestras vidas,
lágrimas y emociones infinitas,
que no se han ido,
que están presentes siempre,
como bendición divina.

¡Feliz cumpleaños Santiago!,
felicidades hijo mío,
inspiración en mi vida,
anhelo eterno...
eterna esperanza.

Sobre el futuro... dudas


Te toca decidir,
te toca votar,
tienes el poder,
no lo puedes desperdiciar.

Terminado el texto,
del proyecto constitucional,
te corresponde elegir,
si lo quieres para la colectividad.

Tienes que analizar,
tienes que meditar,
¿cómo se hizo?,
¿con qué seriedad?,
¿quiénes lo hicieron?,
y su capacidad.
Si alguien influyó en ellos
y para que servirá.

Me quedan mis dudas y soy sincero,
aunque eso me genere enemistad,
pero en estos momentos, callado,
no me voy a quedar.
Dudas que me llevan a preguntar:
¿cuál es el verdadero texto?,
el que vamos a votar,
el del último día de trabajo,
o aquel que mutilado está,
porque el uno dijo,
“yo primero,
esto se tiene que cambiar,
le falta esto y aquello,
esta palabra no va,
esta frase si quiero,
esto… lo vamos a interpretar”.

Dudas que me surgen al escuchar:
“tranquilos, tranquilos,
una cosa es el texto,
y otra lo que ocurrirá,
nosotros somos buenos,
gracias a Dios y así será”.

Dudas que nacen
al ver incongruencias,
vacíos, contradicciones
y desvaríos,
que no caben jamás,
en la Carta Magna,
en la Carta nuestra,
en aquella que guía
la economía, la educación,
la salud… ¡en fin!,
nuestra vida
de nuestra nación

Dudas que nacen
de cómo haremos
para financiar seguros sociales,
saludes y educaciones nacionales.
Para una participación ciudadana,
responsable y equilibrada.
Para un ejercicio del poder,
de poder corresponsable,
al servicio de sus electores,
que no se distrae,
que no divaga,
que no amaga,
que no se contrae.

Dudas y dudas,
algunas lógicas,
otras distraídas,
pero que hay que decirlas
porque callarlas,
porque dejarlas de lado
y decir sí o no,
es todo, menos ciudadanía.

Dudas y dudas,
que nacen y crecen,
como la violencia de masas,
como la intolerancia
y la desgracia,
de vernos lejanos,
divididos, obnubilados,
por discusiones baratas,
por acusaciones falsas.

Y… pasa el tiempo,
el plazo acaba,
nos llega la hora,
de este Ecuador,
querido y amado,
que espera sentado,
su suerte, su destino,
que en nuestra manos descansa.

Sobre la felicidad


A ti ¿qué te hace feliz?,
quizá un beso
de la persona amada,
quizá una caricia,
una palabra anhelada.

A otros quizá,
dinero y portadas,
autos, casas,
acciones bancarias.

A muchos,
muchos de verdad,
la felicidad es simplemente,
el pan diario en la mesa,
aunque sea uno al día,
aunque esté duro
aunque esté poco,
una felicidad provocada,
por no morir de inmediato,
y alargar la agonía,
confundiendo sobrevivencia
con la felicidad perdida.

Para otros muchos,
la felicidad se asemeja
a la fotografía alegre
a la imagen sonora
de gente riendo,
de gente disfrutando
del consumo, de la marca.

Es felicidad o qué
aquella gana barata
provocada y manipulada
que nos hace creer,
que nos engaña,
que lo material lo es todo,
que lo espiritual no da nada.

Y aunque aquí lo diga
y aunque mis palabras hablan
de que la felicidad de veras
no necesita de propaganda,
de expertos, de comercios,
de promesas, de política barata,
es difícil saborear,
tan exquisito manjar,
pues el paladar espiritual,
está adormecido
por la vorágine comercial.

La felicidad verdadera,
llegará cuando tus puertas,
las del corazón y el alma,
se queden abiertas,
a lo sincero, a lo puro,
a lo intensamente puro,
a los colores del día,
a la sonrisa encendida,
a la acción voluntaria,
a la verdad de la palabra.
Una felicidad provocada
por aceptar quienes somos,
por agradecer a la vida,
los dones, los días,
las noches y las despedidas.

Una felicidad trabajada,
a toda hora,
sin horario de entrada,
sin descansar siquiera,
pues la felicidad sincera
aparece cuando de veras
somos personas,
y como tales actuamos,
y entonces la mesa vacía
se ven tan hermosa
como aquella… la llena.
Más en buscar la felicidad
nos pasamos la vida,
confundiendo el placer,
la desesperación, la supervivencia,
como sinónimos o antónimos,
de la felicidad apenas vivida.

A ti ¿qué te hace feliz?,
quizá un beso
de la persona amada,
quizá una caricia,
una palabra anhelada.
A mí,
miles de besos
de la persona amada,
miles de caricias
y palabras anheladas,
ya me quedará tiempo
para vivir la vida,
quiero ser feliz primero,
y para ello no duermo.

lunes, 11 de agosto de 2008

Martin Luther King


Un pensamiento para estos momentos:
no le temo a la maldad de los malvados, sino al silencio de los honestos

Sobre el dialogar, Cartas a Santiago mi hijo


Casi siempre, hijo mío,
empiezo mis cartas a ti,
mencionándote dolido,
que los momentos complejos
son sin fin.

Hoy la encrucijada,
como todas,
es compleja y delicada.

Hoy la decisión
sobre el destino de la Patria,
no puede reducirse
a un “Si” o un “No”,
que te hace un héroe
o un “pelucón”.

Las decisiones,
las trascendentes,
no se toman escuchando solo
al corazón ardiente,
a él se suma la razón y la mente.

Las decisiones,
las que marcan el rumbo de muchos
requieren la participación de todos,
que de manera consciente,
que de manera meditada,
que de manera voluntaria,
deciden a dónde va la Patria.

Las decisiones trascendentes,
cuando generan controversia,
requieren dialogarse,
requieren de pausas,
de momentos serenos,
de reflexiones sinceras,
de escuchar al corazón,
de conversar con el alma,
de analizar con la razón,
de pedir ayuda
al sentido común.

Las decisiones trascendentes,
no admiten presión alguna,
no se inyectan en las mentes,
con ninguna aguja,
son momentos que requieren
diálogo por completo,
y dialogar en serio
es escuchar primero,
es callar a veces… por completo,
dejar que las ideas fluyan,
y hablar en el momento correcto.
Dialogar es primero
y en cualquier terrero,
respetar al otro,
así su criterio sea funesto,
lo decía así el filósofo y maestro,
no comparto lo que piensas,
pero defenderé hasta la muerte,
el derecho que tienes para expresar
lo que sientes.

No me preocupa primero,
si en el momento gana
un “Si”o un “No”, ojala sincero,
me preocupan
los diálogos de sordos,
la intolerancia aberrante,
el fundamentalismo delirante,
la sordera social y política.

Si así elegimos el futuro de la Patria,
tengamos miedo compatriotas,
del futuro incierto,
preparémonos para enfrentar
el terrible mal de una sociedad moderna:
la incapacidad permanente de dialogar,
la imposibilidad latente de escuchar,
la quimera cruel de ser hermanos,
hermanos de verdad.