Siento que siempre que te nombro,
que te recuerdo, que me acuerdo de ti,
evocas lo más grande, lo más profundo,
lo más hondo de un ser humano.
Evocas bondad,
que la enseñaste siendo bondadosa,
sensible, solidaria, prudente,
preocupada y sincera.
Evocas dulzura,
con tu mirada, con tus gestos,
con tus palabras… con tus caricias.
Evocas alegría
con tus bromas, con tus ocurrencias,
con tus frases preferidas,
con tus emociones vidas.
Evocas sabores
de tus comidas, de tus pasteles,
de tus recetas anotadas a mano,
reconociendo la autoría
de quieres te las compartieron.
Evocas amor,
con una entrega infinita
única y especial
por quieres amaste con pasión,
sin importar nada más que eso:
la brutalidad del cariño.
Evocas inocencia,
porque ese es el ingrediente
de las almas buenas.
Evocas respeto, admiración
ternura y pasión.
Una invitación conjunta,
a construir una oración.
Siempre que te piense,
que te recuerde,
que te llame, que te hable,
evocarás eso
y mucho más
mi Chochia de mi alma.