Me gusta pensar,
en la perfección
como la suma de detalles,
que te transportan
a otras realidades.
Me gusta pensar
en la perfección
como un concepto personal
que te llena de felicidad.
Me gusta saber,
que esa perfección,
es para mí,
para mi disfrute y adoración.
Me gusta entender
que esa perfección,
no la necesito compartir,
es una vivencia espiritual.
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