“Un líder es como un pastor. Se queda detrás del rebaño dejando
que los animales más hábiles caminen adelante mientras todos los demás los
siguen sin darse cuenta de que en realidad están siendo dirigidos desde la
retaguardia”
Nelson Mandela
En tiempos de
tempestades,
de momentos
complejos,
de molestias y de
quejas,
los liderazgos hacen
presencia,
y son de varias
tonalidades,
formas y estilos.
Por desgracia,
no todo liderazgo
motiva,
ni acciones
positivas,
ni sentimientos de
libertad,
de igualdad o de
fraternidad.
No todo liderazgo
construye diálogo,
no todo liderazgo
educa para escuchar,
para desarrollar la
sensibilidad necesaria
para construir juntos…
cada una de nuestras patrias.
A pesar del dolor que
producen
todas las
desigualdades,
en las que vivimos.
A pesar de la
corrupción,
de la impunidad y del
fracaso
del liderazgo de una
clase política
populista, caduca,
ignorante
y desfasada,
la presencia y acción
de una buena parte de
esos políticos,
es prácticamente
inexistente,
porque dedican la
mayor cantidad de tiempo
a imputarse entre
ellos los peores delitos,
las peores
decisiones,
los grandes robos,
y las grandes
traiciones.
una clase política,
que es la antítesis
del servicio público,
del sentido común,
de la ética y de las
buenas costumbres.
Otros liderazgos,
se dedican a sembrar
odios,
se dedican a circular
mentiras,
se dedican a provocar
miedo,
se dedican a difundir
un mensaje de
intolerancia
de irrespeto y de
invitación a la violencia.
Liderazgos,
que bajo una supuesta
defensa
de una clase
golpeada,
se empeñan en
contribuir
a un diálogo de
sordos,
a un lenguaje de
odios.
Líderes,
que ganaron con votos
pero que han botado
la oportunidad
de gobernar con
equilibrio,
con desprendimiento
del poder.
Líderes que olvidaron
el lenguaje que
hablan sus gobernados.
Líderes que no
entendieron
que son transitorios,
que son servidores
que son una especie
de
primero entre iguales
con la grave
responsabilidad
de administrar lo que
es de todos.
Liderazgos,
o supuestos liderazgos
que bajo no se qué
teorías
han dañado la
justicia,
la salud y a educación,
sometiéndolas a
modelos complejos,
ajenos y desastrosos
de gestión.
Hay una decepción muy
grande,
por todo lo que nos
pasa.
no hay credibilidad
en la palabra,
peor en la acción,
de aquellos que
ostentan el poder.
Siguen los corruptos
hablando de
honestidad.
siguen los violentos
hablando de paz.
siguen los ineptos
gobernando un país o
una ciudad.
Es importante
reflexionar
sobre qué liderazgos
tenemos
y qué liderazgos
necesitamos.
sobre los ejemplos a
seguir
y sobre los errores
que no debemos cometer.
Si los que tienen la
responsabilidad
de poder liderar un
cambio
una acción, un hecho
o una circunstancia.
Si los que cuentan
con el poder,
de transformar la palabra
en acción,
siguen haciendo caso
omiso de la frustración,
del descontento y de
la desazón,
no son líderes,
son estafadores, mentirosos
y títeres de un poder que busca
la ignorancia y la división,
para poder gobernar
junto al narcotráfico, el terrorismo
y la corrupción.