jueves, 14 de noviembre de 2019

Y ahora... ¿cuál será el camino?


Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar, pero no soñarán tus sueños.
Enseñarás a cantar, pero no cantarán tu canto.
Enseñaras a pensar, pero no pensarán como tú.
Enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida.
Pero sabrás que cada vez que ellos vuelen, sueñen, vivan, canten y piensen…
estará la semilla del camino enseñado y aprendido.

Madre Teresa de Calcuta

¿Por qué admirarnos hoy,
de las tempestades que cruzan
nuestros tiempos?,
si solamente vientos,
han sembrado aquellos
que se han proclamado líderes,
ejemplos políticos, sociales
o incluso iluminados.

¿Por qué sorprenderse
de los tiempos violentos,
si violentos son los comportamientos
de quienes han tenido la responsabilidad
de guiar, de enseñar,
de formar y de motivar?

No me enseñaste a volar,
me enseñaste a robar las alas,
para volar el sueño de otros,
para engañar que volaban,
mientras eran pocos,
los que de verdad disfrutábamos del viento.

No me enseñaste a soñar,
me dijiste que eso era malo,
que era peligroso,
que podía llevarme
a cuestionar lo que veían mis ojos.
Me enseñaste a aceptar
una sola vedad: la tuya
y la de tus mentiras.

No me enseñaste a cantar,
me hiciste memorizar
tus himnos de guerra,
tus canciones que mentían
sobre una realidad que no existía.

No me enseñaste a pensar,
me adoctrinaste en tu discurso,
en tu mensaje de odio,
en tus palabras que dividen,
en tu mensaje de intolerancia.
Me dijiste que actúe,
sin pensar en las consecuencias,
que repita una mentira,
hasta que ésta, se convierta en verdad,
en dogma, en norma de vida.

No me enseñaste a vivir,
me mostraste cómo era tu vida,
aquella de mentira,
aquella que decía,
que por mi te preocupabas,
mientras llenabas
a manos llenas,
tus costales con dinero
que era de todos,
menos de ti y de tus comensales.

Así me atrofiaste el pensamiento,
así me dañaste el presente
y comprometiste mi futuro.
Abro los ojos,
mientras cae la venda
que era tu mundo de mentiras.
Un mundo en el que actué,
llevado solamente
por percepciones e impulsos,
nunca por meditaciones,
peor aún por reflexiones.

¿Y ahora?, me pregunto,
¿cuál será camino?,
La única respuesta segura,
sin duda será:
no lo sé,
pero seguro,
no será el de tus mentiras
y peor aún de tus manipulaciones.

Si queremos un mundo civilizado,
más humano, sensible y tolerante.
Un mundo respetuoso de la diversidad,
un mundo incluyente, solidario
y respetuoso del ambiente,
habrá que reflexionar
sobre nuestros referentes,
sobre nuestros valores,
sobre los ejemplos a seguir,
seguramente allí están
algunas de las respuestas
para nuestros males
y también… para nuestros bienes.


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