[¿Y cómo te gustaría que te recordaran?]
Como alguien que quería dar alegría a los demás, aunque no le saliera siempre.
María Elena Walsh
Que no quede tinta en tu tintero;
que tus pulmones
se queden sin aire.
Que aquello que hagas,
que debas hacer,
que gustes hacer,
que te corresponda hacer.
Que aquello que debas dar,
que, aquello a lo que te debas entregar,
valga la pena,
valga tu pena y tu alegría
y te de vida,
mientras entregas la vida en ello.
Que darlo todo,
tenga un sentido,
un sentido digno
y con ello digo,
y quiero decir,
que de nada nos vale
o nos sirve,
darlo todo,
cuando ese todo incluye
un agotamiento tal,
que nos deja tendidos
en el piso del olvido,
de la desvalorización
y del sin sentido.
Quizá tengo miedo,
de ese equivocarme
y entregarme a una causa,
que no solamente es mía,
o que no es mía,
y en el camino
en medio del cansancio
de la frustración
y del desvarío,
siento que el tiempo se ha perdido
a pesar de darlo todo,
a pesar de entregar
el tiempo y la acción.
Dar es en sí,
un acto de humanidad,
un acto de dignidad,
que no busca retribución,
que se nutre de la satisfacción
de dar, de entregar,
de compartir.
Ese noble acto,
debe entonces,
nutrirnos, alimentar el corazón,
más allá del agradecimiento,
o no,
sabemos que damos,
porque es necesario dar.
Lo que ese dar,
no nos puede quitar,
es la tranquilidad,
es la dignidad,
y la satisfacción
de hacer las cosas
porque en ese hacer,
nos hacemos
a nosotros mismos.
Darlo todo si,
cuidando el equilibrio,
la salud y la vitalidad
de aquel que da.
En un mundo,
donde el individualismo,
la actitud mezquina
y la falta de solidaridad,
están presentes en tantas acciones,
dar, es una acción
de Cultura de Paz.
1 comentario:
Concuerdo plenamente Roberto dar sin esperar retribución, porque dar es cuestión de solidaridad y de humanidad .
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