jueves, 17 de septiembre de 2015

Democracia: un espacio para la sociedad civil

«La sociedad civil es el oxígeno de la democracia. La sociedad civil actúa como catalizador del progreso social y del crecimiento económico. Cumple un papel fundamental al exigir cuentas al gobierno y ayuda a representar los distintos intereses de la población, incluidos sus grupos más vulnerables.»
Mensaje del Secretario General, Ban Ki-moon, con motivo del día Internacional de la Democracia 15 de septiembre

Este año,
el quince de septiembre,
recordábamos el día internacional de la democracia.
Un espacio para la sociedad civil,
esa es la reflexión,
esa es la invitación,
de Naciones Unidas para el mundo.

No hay un modelo único de democracia,
es un concepto que se adapta a cada realidad,
a cada cultura, a cada pueblo,
pero que debe contar con elementos claros,
y únicos que la hacen así: democracia.

Un espacio para la sociedad civil,
¿cómo entender esta reflexión?.
Creo yo que es un llamado de atención,
una invitación
a la participación activa de la sociedad
en la construcción
y en el progreso social.
Cuando la sociedad civil
tiene espacios en la democracia,
se siente representada por sus mandatarios,
se siente en la libertad de hablar,
de decir, de opinar, de exigir cuentas,
de organizarse, de relacionarse con otros colectivos,
de proponer nuevas formas de trabajo,
de oponerse a lo que cree injusto,
de sentir que sus derechos civiles,
que sus derechos humanos se respetan,
se promueven, se practican.

Por tanto,
la sociedad civil,
debe recordar a los gobiernos,
en todo el mundo
que las democracias exitosas,
-entiéndase como democracias respetuosas-
que las democracias estables,
cuentan con la participación y presencia
de la sociedad civil
con la que trabaja de manera conjunta
en la búsqueda de soluciones
que benefician a todos los colectivos:
de gobierno y de oposición.

Debemos recordar,
a todos los gobiernos y gobernantes,
que en una verdadera democracia,
el gasto público y la transparencia en su manejo,
es fundamental para el progreso.
Que no se entienda
que por ser gobierno
se tiene la autorización sin límites
de gastarse el dinero público
como si fuera de ellos.

La sociedad civil,
con ese espacio que se merece,
con ese espacio que debe ganarse
debe exigir a cada gobierno,
que trabaje por su pueblo,
y que ese trabajo y ese esfuerzo
no es ningún mérito,
sino el cumplimiento de una promesa,
que se reconoce con un salario
y unos privilegios temporales
que facilitan ese encargo.

Nada de lo que recibimos en democracia
puede ser considerado una dádiva,
un regalo o un presente de un mandatario,
porque para eso elegimos a los gobernantes,
para velar por todos,
para construir mejores días,
más y mejores oportunidades,
más y mejores condiciones de trabajo.

Respeto a las libertades,
a los derechos civiles,
elecciones periódicas y transparentes,
división de poderes,
rendición de cuentas,
son elementos de la democracia,
y los espacios para la sociedad civil,
deben permitir su fortalecimiento,
su promoción y su respeto.

No perdamos ese espacio,
no dejemos que nos cambien el concepto,
que nos vendan un cuento
de que la democracia es el culto
a un dios de barro
que poco a poco se convierte en el todo
y que terminará siendo amo, señor y dueño,
cuando en principio era solamente

un ser humano que juró servir  a su pueblo.

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