jueves, 7 de febrero de 2019

Despotismo. Todo por el pueblo... pero sin el pueblo


La democracia debe guardarse de dos excesos: el espíritu de desigualdad, que la conduce a la aristocracia, y el espíritu de igualdad extrema, que la conduce al despotismo.
Montesquieu

Circulan con prontitud,
con agilidad y ligereza,
encuestas que muestran,
a los futuros ganadores,
a aquellos que recibirán la bondad
del voto y la voluntad popular.

Encuestas que nos dicen,
-sin decirlo-
que nos hablan,
-con cifras-,
que nos invitan,
-sin hacerlo-,
a votar por un candidato tal,
porque ya es el ganador,
porque los otros
son los perdedores,
porque está escrito
y nada puede cambiar.

¿De qué lado de la historia quieres estar?,
¿del lado de los ganadores?
O ¿del lado de los perdedores?.
¿Ganadores de qué?
¿de tu confianza quizá?.
Te has preguntado acaso,
¿qué harán con esa confianza,
los que reciben tu voto
y que se convierten en ganadores?

Nos movemos, actuamos
y seguramente decidimos,
por lo que nos cuentan otros,
por la realidad que nos pintan,
por las historias que se inventan
y no porque lo que sentimos,
vivimos y sufrimos en el día a día.

Creemos que elegimos,
para que hagan lo que queremos,
lo que necesitamos, lo que anhelamos,
y buscamos como humanidad.
Y olvidamos que una vez elegidos,
-en su gran mayoría-
hacen lo que quieren,
lo que necesitan y lo que anhelan,
para beneficio personal,
de su clase y de los que pagaron
su campaña electoral.
Sumidos en impotencia total,
estamos obligados a votar,
por los candidatos
que escogieron unos cuantos,
para que gobiernen a todos,
incluido a ti y a los tuyos.

Entonces las encuestas,
las fotos con sonrisas,
las frases bonitas,
los miedos y la ignorancia,
acompañan tu camino
hacia la urna donde -una vez más,
dejarás tu voto y tu confianza,
en aquel o aquella
que las encuestas decían
que era el ganador,
y que había ganado,
antes de la elección.

Para poder intentar,
cambiar la realidad
quizá la verdadera encuesta
es la que hagas en tu interior,
en tu corazón,
que sea el resultado
de observar y mirar,
lo que han sido los candidatos
en su vida personal y social.
¿Qué han hecho con poder y sin el?,
¿a quién han apoyado,
cuando han gobernado?.

Necesitamos urgente,
un ejercicio mental y real,
de desterrar el despotismo,
de los grandes y pequeños gobiernos,
de las mentes de los mafiosos
que tomaron por asalto la política,
y que pelean por quedarse con el poder,
o por llegar a él, al precio que sea.

Necesitamos urgente,
regresar al sentido común,
y devolver a la política
el sentido de servicio
con ética y buena voluntad.

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