jueves, 14 de febrero de 2019

Violencia, disfrazada de amor


La violencia no es solo matar a otro. Hay violencia cuando usamos una palabra denigrante, cuando hacemos gestos para denigrar a otra persona, cuando obedecemos porque hay miedo. La violencia es mucho más sutil, mucho más profunda.
Jiddu Krishnamurti

Canciones de amor en la radio,
ofertas de comidas románticas,
tarjetas, ramos de flores,
perfumes y frases con corazones.
Todo esto en el día del amor,
en el día de la amistad,
donde es imposible respirar,
nada que no sea un mensaje de amar.

En ese mismo día,
sucede,
como sucede todos los días,
hechos y acciones de violencia,
disfrazadas de amor,
o supuestamente justificadas
por algo que llaman amor.

Si amar es sentir respeto,
conexión, libertad, felicidad,
entrega, confianza
para estar junto a otra persona,
¿qué clase de amor,
justifica la violencia?,
o es quizá el pretexto perfecto
para que el violento actúe
y valide para sí,
toda una serie de actos,
acciones y hechos,
que buscan dañar y acabar,
con el supuesto “amor de su vida”.

Las flores, las frases bonitas,
las invitaciones, los regalos,
que disfrazan la violencia,
que ocultan lo que pasa,
son un grado mayor
de violencia inhumana,
porque buscar distraer
la realidad de las cosas
y de situaciones violentas
y también peligrosas.

Si hay amor del bueno,
las flores, los regalos
y las invitaciones,
serán un elemento más
de la relación de amar,
donde también habrán
diferencias, discusiones,
malos momentos y complicaciones,
a las que se harán frente
con amor,
es decir con la mejor predisposición,
de buscar lo mejor para todos,
intentando entender
por qué el otro reacciona así,
y cómo puedo construir
para que las cosas vayan a mejor.

Sin amor,
o con violencia,
disfrazada de amor
las flores, los regalos
y las invitaciones,
serán otro momento de dolor,
porque servirán
para increpar
y hacer hincapié,
en la dominación
y en el sometimiento
de uno a otro.

Sin amor,
o con violencia,
disfrazada de amor
las flores, los regalos
y las invitaciones,
no pueden ocultar
que seis o siete mujeres,
de cada diez,
en este país,
sufren o han sufrido
algún tipo de violencia,
por cualquier persona,
solamente por el hecho de ser mujer.

O la violencia que sufren
por relaciones de pareja o ex parejas,
con el pretexto de amarlas,
de seguirlas amando
y de preocuparse,
supuestamente,
de sus hijos o sus hijas.

Violencia contra mujeres separadas,
divorciadas o viudas,
por el hecho de asumir que ellas,
están solas, indefensas y
que nadie puede defenderlas.

Violencia disfrazada de amor,
o de una supuesta relación,
donde el chantaje económico,
familiar e incluso de amistad,
silencia de la voz de la violentada,
valida al violento,
y transforma en infierno,
lo que debería ser una vida,
que merezca ser vivida,
y no una vida,
de la que esperamos solamente,
la muerte,
y lo que es peor,
creyendo que quizá se merece,
el haber sido violentada.

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