Sólo florecemos si nuestras necesidades emocionales,
en especial la necesidad de protección y afecto, están atendidas
Elsa Punset
¿Qué se espera de la vida que llega,
de los hijos, de las generaciones,
de los legados, de un futuro anhelado?
Puedo equivocarme,
pero esperamos siempre:
lo mejor, lo especial, lo único,
lo sincero, lo bueno,
lo mejor, lo que hace feliz,
aquello que nos realiza,
una realidad que nos cobija
con un manto de felicidad.
En la medida en que crecemos,
poco a poco,
más temprano que tarde,
nos damos cuenta y sentimos,
que unos son los anhelos
y otras las realidades.
Que unos son los deseos,
y otras las posibilidades.
Lo que me preocupa,
me apena y hace que mi alma,
sienta tristeza, preocupación
y una creciente sensación
de inseguridad y miedo,
es que, a pesar de los esfuerzos,
que podamos hacer en nuestros días,
esa ilusión de vida,
esos anhelos, esos sueños,
aquellos deseos y planes,
por un entorno mejor,
se opacan y desaparecen
ante una creciente ola
de violencia, injusticia e inseguridad.
Nos ofrecieron el “oro y el moro”.
Nos rogaron el voto.
Usaron nuestro nombre
para hacer de todo,
incluso lo que les dio la gana.
Siguen discutiendo entre ellos,
engañándonos sobre rencores y pleitos.
Siguen haciendo lo que les da la gana,
discutiendo sobre trivialidades,
sobre temas sin importancia.
Siguen haciéndose las víctimas,
de todos los lados,
mientras allanan el camino
a los desgraciados que nos ha quitado
de un momento a otro,
aquella sensación de seguridad,
de tranquilidad y de preocupación,
que un Estado y sus instituciones,
que un gobierno y sus empleados,
le deben a una sociedad,
cuyo pecado es dejar hacer y dejar pasar,
esperando que algún iluminado
arregle el todo
y que robe, pero que haga obra.
Visto así, el florecer del futuro,
es una quimera, o quizá un sueño.
1 comentario:
Gracias Roberto, es verdad que nuestro destino es florecer aún en medio de todas las dificultades.
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