jueves, 27 de junio de 2019

Democracias y democracias


“No hay democracia, si hay ignorancia”
 (Anónimo)


Tengo la impresión,
de que hay tantas democracias,
como verdades
o realidades en la vida.

Porque bajo ese nombre:
(democracia),
hemos puesto
tantos y tantos puntos de vista y conceptos,
que me parece necesario
hacer un ejercicio
de visualizarlos
a fin de intentar
llamar las cosas por su nombre
y no por su apariencia.

Por democracia,
llegamos a creer
que es acudir a votar
y dejar a los elegidos
que tomen posesión de sus cargos
y luego hagan lo que les da la gana
Y que también creer
no tener el poder
de exigir y pedir cuentas,
del encargo delegado,
al político votado.

Por democracia,
también llegamos a entender,
que la política
es una práctica
que solamente concierne a los políticos,
y que los ciudadanos
solamente votamos
y no podemos hacer o actuar
en la construcción de un pueblo,
de un país o de una ciudad,
en hacer política de verdad.

La democracia
es también defendida,
como una carta blanca
para que el gobernante de turno
haga lo que le dé la gana
y que no se lo pueda cambiar
porque fue elegido “en democracia”,
haga lo que haga,
incluso atentando
a los derechos humanos,
de aquellos ciudadanos
que lo eligieron,
o que votaron en su contra.

También se llega a aceptar
que, en democracia,
los poderes del estado,
estén controlados
por un solo mandatario,
impidiendo con ello,
poder revisar sus cuentas,
su trabajo y gestión
y aplicar los correctivos
que sean necesarios.

Decimos democracia,
como el término “menos malo”
para tratar de explicar
cómo se administra un gobierno
y un estado.

En fin,
caben muchas ideas,
incluso extremas,
cuando decimos democracia.
Los que están en el poder,
no lo quieren dejar.
Los que quieren el poder,
no dejan gobernar.
Y los llamados delincuentes
“de cuello blanco”
dicen que la justicia es corrupta,
cuando les piden que devuelvan
todo el dinero que se robaron.
Y todo eso,
en “democracia”.
Donde también se toma por asalto,
el dinero de la seguridad social,
para pagar las cuentas del gobierno,
y los favores políticos,
que son necesarios
para estar en el poder.

Tengo la impresión
de que no solamente debemos ajustar
el concepto de democracia
sino trabajar, entender y estudiar,
un modelo que favorezca
en sentido común,
la decencia y la honestidad,
cuando hablamos de representar
a un electorado,
sea este pequeño, grande,
sabio o ignorante.
El político en el poder,
debe entender
que está al servicio,
y no que estamos a su servicio.

Quizá debamos reflexionar,
cuánta responsabilidad
tenemos nosotros
para que existan
tantas democracias.
Cuánto hemos hecho,
o dejado de hacer,
para que el poder en el poder
haga lo que le de la gana.

Si tuviésemos la capacidad,
de levantar una voz razonada,
y movilizarnos como ciudadanos,
para que los políticos electos sepan,
que no nos hacen favores,
que han sido elegidos para trabajar,
que deben pensar en función de una sociedad,
y que se irán a su casa o a la cárcel,
si no hacen lo que deben,
probablemente ese concepto de democracia
se ajuste -en algo-
a la idea de saber organizarnos
para vivir como seres humanos.

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