lunes, 30 de marzo de 2020

Después del día trece

Ni el sol, ni la muerte 
pueden mirarse fijamente 
Francois de La Rochefoucauld



Me detengo en el camino...
yo sé que no podemos descansar.
Debemos seguir,
debemos continuar.

Pero me detengo un momento,
porque quiero orar, rezar,
pensar, decir algo,
por todos aquellos que se han ido.

Estos días suman muchas muertes,
estos días suman muchos dolores.
Y seguirán muriendo,
lejanos, desconocidos,
cercanos... queridos.

Habrá tiempo de honrar sus tumbas,
con ceremonias y cantos,
pero sobre todo: con hechos.

Si queremos honrar a los muertos,
que sea en cada unos de los actos,
de toda nuestra vida,
que no se hayan ido en vano,
que no hayan muerto en el olvido.
Los llevamos con nosotros,

en nuestro corazón y en nuestras manos.

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