No puedes evitar que el pájaro de la tristeza vuele sobre ti,
pero puedes evitar que anide en tus cabellos
Proverbio chino
Siento que, en estos días,
en todos estos meses raros,
de supuestos confinamientos,
de decisiones de las autoridades,
de incumplimientos de los ciudadanos,
siento,
que la tristeza ha sido más cercana.
La enfermedad y la muerte,
es casi cotidiana.
El dolor de quienes enfrentan
la crueldad de la enfermedad
nos produce dolor,
y en muchos casos decepción,
porque ya no hay,
una puerta donde golpear,
porque todas las puertas ya se abrieron
-antes de llegar-
porque todas las puertas se cerraron…
-antes de entrar-
Lo que empezó como un año de esperanza,
se ha convertido en un año
de dolor y tristeza.
En estos días,
la tristeza ha estado más cerca.
Siempre la veía (a la tristeza),
volando de puerta en puerta,
a veces lejana,
a veces cercana,
pero temporal.
Llegaba y se iba,
no parecía que, en algún momento,
se podría quedar.
Uno nunca sabe,
lo que puede pasar,
y pasó que la tristeza
se decidió quedar
y golpear la puerta
de las casas y hogares
de personas conocidas,
de personas queridas,
de personas cercanas
de personas que queríamos vivas.
Y también la tristeza,
llegó a sentarse
en una esquina de la vida
de los hijos e hijas
de nuestras amistades.
Es un golpe inesperado,
un cuchillazo en la espalda,
un dolor inimaginable…
Mi padre decía:
hijo, eso es antinatural.
Y, está aquí,
la tristeza llegó,
y creo que piensa quedarse
y quedarse cerca,
por todo lo que hemos visto,
por todo lo que hemos vivido.
Había sentido dolor y tristeza,
los había palpado de cerca,
los sigo sintiendo,
quizá un poco más adormecido,
pero siguen allí,
permitiendo vivir lo vivido.
Llegado el golpe,
llegada la tristeza,
del dolor que comporta.
y ver y sentir al hijo que sufre,
nos queda nutrirnos de quienes
a la vida nos aferran,
y a la esperanza nos invitan.
Oraciones, palabras
abrazos, canciones,
reflexiones, reuniones, alientos,
mensajes, promesas y devociones.
La tristeza se enfrenta,
con todo tipo de acciones,
con la fuerza de estar juntos,
con la promesa de días mejores.
No sabemos,
si al final lo lograremos.
lo importante es intentarlo
sin perder la fe,
sin perdernos en el intento.
Lo que pase o pueda pasar,
será sin duda,
una prueba a nuestras convicciones.
Mientras la tristeza llega,
mientras la tristeza se queda,
mientras sentimos
esa profunda desesperanza,
no dejemos que ella,
la tristeza,
construya su casa,
en medio, de nuestra existencia.
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