La gente buena, si se piensa un poco en ello, ha sido siempre gente alegre.
Ernest Hemingway
Lo primero que recuerdo,
fue siempre su alegría,
su contagiosa risa,
y su picante humor.
Amó a su familia,
a sus amigos
y a sus principios,
y extendió su mano generosa,
y también silenciosa
a quien lo necesitaba.
Abrazó las justas causas
del servicio público,
del voluntariado
y de la responsabilidad ciudadana.
Lo recuerdo cantando,
disfrutando de la amistad,
de la vida misma,
de su esposa amada
y de ver a sus hijos crecer
y a sus nietos nacer.
Ahora es un viajero,
y parte a encontrarse
con los suyos,
para alegrarles la vida.
Luego del llanto de su partida,
lo recordaremos alegres,
por habernos dejado su alegría.
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