Muchas veces,
llegamos a pensar
que para llegar a un lugar
debemos acelerar el paso,
e ir rápido, muy rápido.
Olvidamos que,
con tanta velocidad
dejaremos de apreciar,
conocer y amar
los lugares por los que pasaremos
de camino al cielo.
Una vez que el destino
nos espera,
debemos recorrer el camino
de forma tal,
que nos podamos enamorar
de todo el trayecto,
con todos sus paisajes
y con todos sus climas
Despacio,
despacio voy a recorrer el camino
que me lleve a mi destino,
a ese lugar donde quiero llegar
no como un fin,
sino como razón de vivir.
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