jueves, 2 de septiembre de 2021

La impunidad de rebaño

El conformismo, en el camino espiritual, puede ser una forma de apoyarse en certezas externas. El auténtico caminante, escucha, pero luego debe comprobarlo todo por sí mismo. Apunta más allá de toda forma, por ello no se conforma con nada, ni se conforma a nada. 

"Masnavi" (1258), Rumi 

Es urgente,

es necesario,

es vital,

regresar al interior,

de cada uno de nosotros

y explorar, a profundidad,

el estado actual

de nuestro grado 

de conformismo en general.


El poder y sus acólitos

nos necesita inconscientes.

El poder y sus acólitos,

nos venden su modelo de ortodoxia

disfrazado de verdad absoluta,

y nos invitan y logran

que no pensemos,

que no tengamos esa necesidad

de pensar, contrastar o cuestionar

esta realidad.


Nos necesitan inconscientes,

para que al final

le demos la razón

a la mayor expresión

de la sinrazón.


¿A dónde nos lleva esto?:

a que, en ese grado de inconciencia,

nuestro espíritu se recorte,

y sea el material ideal

para que germine el autoritarismo,

el populismo y la dominación

de la voluntad popular.


La corrupción,

la deformación del servicio público,

se nutren

de la incapacidad popular

de poder reaccionar

de formal tal

que se pueda cambiar una realidad.


Es en esa incapacidad,

donde la impunidad encuentra

el ingrediente perfecto

para que no haya cuestionamientos

y gobernar a un rebaño,

que camina por donde le digan,

pues perdió la costumbre

y la voluntad

de preguntarse

el por qué de su realidad.

No podemos permitir acostumbrarnos

a la presencia, práctica y promoción

del terrorismo, del genocidio,

del populismo, del abuso, del hambre,

del irrespeto por el ambiente,

por el ser humano y su dignidad.


No podemos acostumbrarnos

a la existencia y a la impunidad

de la corrupción y los corruptos,

de las mafias y los mafiosos.


Hay que despertar

de este triste adormitar

que se llama

impunidad de rebaño.


Es un despertar complejo,

porque nos comporta

dejar de pensar en formato rebaño

y empezar a pensar 

por nosotros mismos.


Combatir la impunidad de rebaño,

es asumir el hecho

de que es posible

pensar diferente,

y no por ello,

ser el “malo de la película”.


Callamos y nos conformamos,

cedemos y somos cómplices

silenciosos, por supuesto,

de una serie de hechos, 

de dichos y pensamientos

que buscan que nuestra vida

sea la de un rebaño

silencioso y obediente,

ante el cual, la impunidad,

se erige como su mandante. 


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