Escuchar es estar presente, no solo estar en silencio
Krista Tippett
Estamos muy apurados siempre,
para decir lo que pensamos,
o cómo creemos que deberían ser
las cosas de la vida.
Queremos siempre,
hacer uso del derecho a hablar,
a decir lo que sentimos
y que hayan oídos que nos escuchen,
así al final nada pase
o nada cambien la vida.
Es un derecho, lo sé,
y es muy bueno hablar,
decir las cosas,
compartir lo que sentimos,
y comentar lo que creemos,
pero pienso,
que, en la defensa, ejercicio
y uso de ese derecho,
perdemos la perspectiva
y la importancia que tiene
la escucha activa.
No es estar en silencio,
-solamente-
es estar presente,
en cuerpo y alma,
para que las personas
se sientan
plenamente escuchadas.
También creo,
que no se trata de un momento,
se trata de un siempre,
el poder escuchar los distintos lenguajes
las distintas formas de hablar
de todos quienes nos rodean.
Porque los lenguajes
son muy variados.
Hablan los ojos,
los gestos, las acciones,
las bocas y los cuerpos.
Hablan y nos dicen
mensajes diversos.
Cultivar la virtud de la escucha,
quizá nos permita acercarnos
a las personas que queremos,
con las que trabajamos,
con las que colaboramos,
incluso con aquellas,
con las que no congeniamos.
Aprender a escuchar,
podría llevarnos a conocer
lo que está detrás
de los distintos lenguajes humanos.
Escuchar para apoyar,
para ser un puerto donde atracar,
para ayudar a llevar la pena,
para entender el por qué
alguien se comporta
de una determinada manera.
Aprender a escuchar,
para saber cómo construir
un diálogo y un mensaje
que anime, inspire, ayude,
motive, calme, oriente,
y provoque una reflexión
que nos haga mejores,
en nuestro propio interior.
Gracias por permitirme hablar,
pero sobre todo gracias,
por permitirme aprender
a poder escuchar,
porque aquí estoy, aquí estamos,
y juntos, vamos a lograrlo.
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