jueves, 6 de agosto de 2015

Construir consensos

Si dos individuos están siempre de acuerdo en todo,
puedo asegurar que uno de los dos piensa por ambos.

Existen en el mundo,
colectivos sociales, políticos y personas,
que aún creen que dialogar
es imponer un criterio,
imponer una idea,
incluso imponer una manera de ser.
Esos mismos colectivos y personas,
asumen que el éxito de una negociación,
de un proceso de diálogo social,
implica un ganador,
que exhibe su trofeo
y un perdedor
que debe agachar la cabeza
y aceptar la desagracia de su derrota.

Construir consensos,
como parte de un diálogo social,
es un reto complejo,
que pocos se animan a explorar.
Porque el consenso implica
un compromiso de largo plazo,
un descartar roles
de ganadores y perdedores.

El objeto del diálogo,
y más aún,
del diálogo social
es la construcción de procesos de consenso,
de toma de decisiones
que incluyen al colectivo en su totalidad.
El diálogo social,
no debe buscar jamás
acuerdos rápidos sin sustento,
acuerdos para la fotografía,
o quizá entender,
de forma errónea,
que dialogar es sentar a la gente
en un proceso de monólogo de alguna autoridad.

El objeto del diálogo social,
es desarrollar la capacidad
de sentar a los actores sociales,
con objeto de ponerse de acuerdo,
en lo que no están de acuerdo,
y en la forma o formas
de construir un camino de diálogo,
cuya finalidad sea
la de llegar a consensos puntuales,
que juntos forman un consenso general.

El consenso no genera ganadores y perdedores,
es un ganar – ganar,
porque el fin único de ese diálogo
es el bienestar de la comunidad,
y como tal
la autoridad pública,
las organizaciones sociales,
las instituciones académicas,
los gremios y la sociedad civil,
se comprometen con ese fin,
a tal punto de renunciar a una agenda institucional
en beneficio de la agenda colectiva.

El consenso es el reto
de aprender a vivir juntos,
de aprender a convivir
y de construir sistemas de gobierno
y organización social
que tengan por bandera y norte
el respeto irrestricto de los derechos humanos.

Construir consensos permite,
erradicar el miedo a opinar,
despenalizar el uso de la palabra,
entender que somos un colectivo diverso,
y que para convivir en paz,
la única herramienta con la que contamos
es el diálogo social.

Construir consensos es un proceso
a mediano y largo plazo,
no se llega a ellos de la noche a la mañana,
y sobre todo,
exige de sus participantes
enseñar con ejemplo,
pues no habrá consenso
si desde cualquier sector
se amenaza, se desinforma,
se obliga o se coacciona.

Habrá consenso,

si el diálogo se enseña: con el ejemplo.

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