jueves, 23 de julio de 2015

No confío...

La democracia tiene por lo menos un mérito,
y es que un miembro del Parlamento no puede ser más incompetente
que aquellos que le han votado.
Elbert Hubbard
No confío en un Parlamento,
que calla ante el poder,
que se allana a él,
que cierra sus ojos a analizar,
al gobierno y su arte de gobernar.

No confío en un Parlamento,
que reacciona solamente para defender
los postulados, ideas y propuestas del poder.

No confío en un Parlamento,
ávido por sancionar
la libertad de la palabra,
la libertad del pensamiento,
las libertades de las personas,
y la capacidad de pensar y reflexionar.

No confío en un Parlamento,
que olvida la historia
buena o mala, eso no importa,
y construye un presente
como culto a un dios de barro.

No confío en un parlamento,
que se dice democrático y dialogante,
aduciendo que ser democrático y dialogante,
es contar lo que va a legislar,
a pedido del poder,
sin ninguna posibilidad
de cambiar el texto de la futura ley.

No confío en un parlamento
que rechace fiscalizar e investigar
al poder y su ejercicio,
a los funcionario púbicos
que administran los bienes de todos,
las denuncias por corrupción,
las denuncias por abuso de poder,
las denuncias por afectación
 de los derechos humanos sin excepción.

No confío en un parlamento,
donde no hay debate,
donde no hay discusión,
donde las ideas no fluyen,
porque las disposiciones llegan desde el poder
y sin necesidad de pensar
peor aún analizar,
las leyes aparecen aprobadas
como por arte de magia.

No confío en un parlamento,
que olvida sus raíces,
que olvida que su voto
debe ser independiente
y no condicionado a lo que diga el poder.

No confío en un parlamento,
donde pensar diferente
sea considerado un delito,
sea considerado argumento suficiente
para no tener en cuenta ese pensamiento.

No confío en un parlamento sometido,
en un parlamento frío,
distante y distraído,
que se dedica a malgastar
el tiempo y el dinero,
en discusiones sin sentido,
porque no tiene sentido legislar en el vacío,
a sabiendas de que el poder
dispone y manda lo que el Parlamento debe hacer.

No confío en el electorado
que elige un parlamento callado,
peor aún,
que no exige a sus diputados
el cumplimiento de su ofrecimiento,
el trabajo por los ciudadanos,
la defensa de las libertades,
el cuidado de los fondos públicos,
la auditoría al ejercicio de la función pública,
las cuentas claras,
que al final de cuentas,
con las que cuentan.

No confío,
porque no me siento representado,
así ellos hablen “por nosotros”,
creo que al final hablan para ellos,
en beneficio de ellos

y al servicio del poder.

No hay comentarios: