viernes, 4 de mayo de 2012

Mayo del 68, mayo del 2012


"Nuestra esperanza sólo puede venir de los sin esperanza."

Cada mayo,
recuerdo el mayo francés,
del año sesenta y ocho,
del siglo pasado,
cuando fueron los universitarios,
los que filosofaron,
lo que se interrogaron,
los que dijeron ¡ya basta!,
por qué hacemos lo que no queremos,
por qué seguimos a quien no creemos.

El mayo del sesenta y ocho,
sigue presente,
mientras siga la sociedad de consumo,
mientras la gente no sea pensante
y siga las modas y las tendencias,
simplemente por el hecho de seguirlas.

El mayo del sesenta y ocho,
está vigente,
mientras la clase política,
se crea una clase superior,
y abuse de su poder de representación,
para beneficios de pocos,
con el voto de todos.
El mayo del sesenta y ocho,
está vigente,
en momentos en los que la gente,
ya no se comunica,
ya no comparte lo que siente,
Nos hemos convertido en autómatas,
con miedo de hablar,
con miedo de amar,
porque el hablar compromete,
porque el amar duele.

El mayo del sesenta y ocho,
está vigente,
cuando en el mayo del dos mil doce,
no encontramos a quien seguir,
a quien elegir,
a quien entregar el poder.
Porque el poder,
es un peligroso elemento
que todo lo que toca daña o cambia,
que todo aquel que lo posee,
sin darse cuenta,
su corazón de a poco muere,
y solo le interesa el poder a manos llenas.

El mayo del sesenta y ocho,
está vigente,
cuando la educación aún no libera,
cuando la educación no inspira,
cuando la educación somete y confunde,
cuando no miramos los ojos de los niños y los jóvenes,
cuando no meditamos en ellos como personas,
como corazones que quieren darlo todo,
y los limitamos,
los amordazamos
y les decimos
lo que deben ser en la vida,
a pesar de que la vida
les había pasado una invitación para que la vivan.

El mayo del sesenta y ocho,
está vigente,
porque hemos olvidado la importancia del amor,
de amar lo que hacemos,
de amar lo que decimos,
de amar a quien servimos,
de amar a quien nos sirve,
de amar a los amigos.
Se pierde a poco
la sencillez de la vida,
y se instala un modelo ajeno,
perverso y sombrío,
del tiempo pasando,
sin que no hagamos nada
o casi nada para vivirlo.

El mayo del sesenta y ocho,
está vigente,
como lo está la esperanza,
que aunque en teoría,
es lo último que se pierde,
y que es lo primero que hemos perdido.

Y hemos puesto en el olvido
la ingenuidad de la niñez,
la ilusión de la adolescencia,
la profundidad del primer amor,
la pasión del primer beso,
el trabajo por el prójimo,
el amor a la verdad,
y la verdad como ejemplo de vida.

Olvidémonos de lo aprendido,
es momento de soñar,
como aquel mayo francés del sesenta y ocho,
hoy, en mayo del dos mil doce.

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