jueves, 10 de marzo de 2022

El dolor de la dignidad


Cuando digo que la dignidad no se negocia, me refiero a que te cuides, a que te trates bien y con respeto, así el amor te empuje cuesta abajo. Hay cosas que no están en venta, aunque te duela el alma

Walter Riso

En el transcurso del tiempo,

hemos logrado entender

muchas cosas de la vida,

otras, nos quedan aún de tarea.


Los estudios sobre la violencia,

han profundizado mucho

en aclarar los diversos comportamientos

que hacen de la violencia

una de las pandemias silenciosas y ocultas.


La violencia usa,

diversas caras, diversas caretas,

diversos argumentos

diversas narrativas.


Una de ellas,

es la humillación,

que deteriora, mina y acaba,

la dignidad humana.


Humilla el manipulador

que haciendo gala

de un lenguaje adornado

de mentiras y falacias,

de argucias y manipulación,

logra engañar

a quien tiene débil

el amor propio y el autoestima.


La humillación 

tiene por objeto

anular aquellos conceptos claves

de la dignidad humana:

el propio cuidado y el propio amor.


Quien humilla,

lo hace consciente de su daño

de su fuerza para manipular,

y de su estilo para engañar.


Quien humilla,

oculta sus propios miedos,

sus propias bajezas,

sus propios desprecios.


Quien humilla,

se hace fuerte

al saber que sus palabras

y que sus mentiras

tienen eco 

en aquellos ingenuos

que repiten una y otra vez,

que lo que les pasa

es porque no son nadie,

porque no valen la pena,

porque no merecen nada bueno,

porque no son tan inteligentes

y perfectos como el humillador.


Liberarse de ese sometimiento

no es nada fácil,

pero siempre es posible.

Recobrar la dignidad,

no es nada fácil,

pero siempre es posible.

Recobrar la dignidad,

duele y duele mucho,

pero siempre es posible

y vale la pena. 


Cuidarnos, querernos,

animarnos, confiar en nosotros,

neutralizar al humillador

con nuestro desprecio

y con desoír sus mentiras,

hará que el dolor de recuperar nuestra dignidad

valga la vida,

y acrecentará nuestro amor

por nosotros

y por lo que de verdad

vale la pena en nuestra vida.


No hay comentarios: