jueves, 2 de diciembre de 2021

Los sentidos


Vemos las cosas no como son, sino como nosotros somos

Henry Major Tomlinson

Disfrutar de la mirada

y del alimentar la vida,

mirando las diversas formas

que tienen los días. 

Empecé a mirar,

el día en que dudé

lo que mis ojos decían -solamente-

Empecé a mirar

cuando me puse en los ojos

de quien yo miraba,

o en el lugar de aquello que veía. 

Empecé a mirar,

cuando entendí que podía

hablar, sentir y entender

con estos ojos que se precian

de ver la luz y las tinieblas,

las rosas y las lágrimas,

los abrazos y los deseos.

Empecé a mirar

cuando dejé solamente de creerle a mis ojos

sin antes haber comprobado con mis sentidos,

así sea ese, el mas doloroso de los ejercicios. 


Escuché también

las diversas voces 

que aparecieron en mi camino.

Aquellas que me insultaban,

aquellas que me desanimaban

e incluso violentaban.

Escuché también las voces 

que me dijeron y dicen,

que confían en mí siempre.

Y también aquellas voces de sirenas,

que me cautivaron con sus cantos,

y que luego resultaron

ser sonidos del silencio. 

Descubrí también

el sonido de los pasos,

de la voz y de la risa,

de quien alegra el corazón

y da sentido a la razón.

Escuché el cantar de los cantares,

el sonido de las cuerdas y los metales.

Pude escuchar el grito

del dolor que provoca

la violencia en todas sus formas.


Pude sentir el olor

del perfume más hermoso

que no lo fabrica

ningún diseñador famoso,

si no el perfecto cuerpo

que se acerca presto

al abrazo y al beso.

Sentí también 

el olor del miedo,

de la tristeza y de la desesperación.

El olor de lo rancio y lo añejo,

de lo podrido y lo putrefacto.

El olor que tiene,

el día cuando empieza,

la noche cuando nace,

la lluvia cuando cae,

el sol cuando calienta,

el viento cuando agita…

Pude oler tu presencia,

aún cuando eras ausencia.


Disfruté del sabor de la vida,

amarga, dulce y desabrida.

Del buen café y la comida

que las manos amadas

me brindaron siempre.

Comí muchas veces

lo que no quería,

o lo que no me gustaba,

porque así lo mandaba

lo políticamente correcto.

Los sabores, todos,

quedan en mi boca.

y trato de olvidarme

de aquellos amargos,

y quedarme siempre

con esos

que me recuerdan lo bello.


Desde mis dedos, mis manos

y desde mi misma piel,

pude comprender

la diversidad que ofrece

el sentir, el tocar, el rosar. 

Un cuerpo que nace,

y también 

una felicitación, un saludo,

un agradecimiento,

un despido, un adiós,

un hasta nunca,

una mano que te toca,

un abrazo que provoca,

un sentimiento permanente.


Estos son mis sentidos,

a veces cuerdos,

a veces sinsentido. 

Intento que sean poesía,

en medio de la alevosía

que es vivir para sentirlos. 


No hay comentarios: