jueves, 25 de noviembre de 2021

Sobre los errores

He aprendido que los errores pueden 

ser tan buenos profesores como el éxito

Jack Welch Jr.


Cuando pensamos en errores,

por lo general,

la tendencia es a ocultarlos,

cuando son propios

y a magnificarlos,

cuando son ajenos.

No es que sea una constante,

pero suele suceder

con más frecuencia de lo que creemos.


El miedo al error,

la amenaza para no errar,

el asociar al error con el fracaso,

el etiquetar a quien yerra

como culpable de algo,

o como un fracasado

y convierten al error en estigma,

en letra escarlata,

en etiqueta que sirve

para una cacería de brujas.


Entonces, lo ocultamos,

lo alejamos,

lo minimizamos

y dejamos de aprender de él.


Alejados así,

los errores de la vida,

se habrá alejado también

las verdades que la acompañan,

y seremos parte

de una elegante mentira

que oculta los errores

como quien oculta

al pariente pobre.


El ejercicio,

quizá consista,

-como contrapeso creo-

a este pensamiento fatalista,

en asumir a los errores

como parte de la experiencia de vida.


Yerra quien intenta,

yerra quien se atreve,

yerra quien cree,

yerra quien actúa,

yerra quien se arriesga.

El que no hace nada,

yerra al no intentarlo.


Quizá solamente los muertos

ya no tienen posibilidad

de cometer error alguno.


Errar para corregir,

para mejorar,

para aprender,

para entender.


Errar, 

porque no siempre se acierta

cuando intentamos vivir,

actuar y tomar decisiones

en esto que llamamos vida.


Errar,

como resultado

de aprender todos los días.

Hay otros errores,

hermosos errores,

que dan ganas de repetirlos

una y otra vez.


Eso sí,

que el error sea de buena fe.

Lo contrario no es error,

es violencia, malicia

y miseria humana.


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