jueves, 18 de noviembre de 2021

Sobre algunos silencios


Pequeña virtud es guardar silencio sobre algunas cosas; 

mas hablar de lo que debiera callarse es culpa muy grave

Ovidio

Es verdad que el silencio,

en algunos casos

es cómplice de varios

o muchos males.

Que el silencio

en esos casos

es aliado de la violencia,

de la traición y la corrupción.


Es verdad,

el silencio tiene su lado oscuro,

su lado dañino,

su lado perverso.

De esos silencios,

no quiero hablar hoy.


Me quisiera quedar por ahora

con el silencio como virtud.

Callar,

para no hablar de más.

Callar,

para no hacer daño.

Callar,

como un ejercicio de pensar.

Cultivar el silencio,

para oxigenar el pensamiento.

Cultivar el silencio,

como habito previo

a poder hablar

y hacer uso de una palabra

que anime, que inspire,

que guíe, que cure,

que eduque, que oriente,

que motive.


Cultivar el arte del silencio,

porque si no se habitúa uno a ello,

corre el riesgo

de que de su boca salgan

palabras que hieren,

que hacen daño, 

que lastiman.

Y que una vez dichas,

dejan huellas imborrables

en el corazón y en el alma.


Cultivar aquel silencio

que permite al amor

hablar en otros lenguajes,

en otras formas.

Usando otros sentidos

y llevando a la pasión

a nuevos mundos.


Silencio que llegas,

para permitirme dialogar

conmigo mismo.

Para reflexionar

con mi propio interior.

Silencio que llegas,

para poder pensar,

qué decir y cómo decirlo.


Silencio que estás atento,

para evitar aquel momento

que llevado por la imprudencia

pretendan de mi boca

salir palabras que serán luego

cadenas que me atan

a un momento,

a un tiempo,

y a unos interminables

¿por qué dije eso?


Silencio consejero,

silencio pacificador,

silencio reflexivo,

silencio necesario,

silencio interior.


Silencio,

silencio compañero de vida,

¡qué difícil es mantenerte cerca!,

cuando más te necesito.









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