No me pregunten quién soy, ni me pidan que siga siendo el mismo
Michel Focault
Hoy debo decir,
que me gusta lo que soy,
cuando estoy cerca
de los que amo y me aman.
Cuando los que están cerca,
me cuidan y no se burlan de mis errores.
Me gusta lo que soy,
cuando lo soy sencillamente contigo.
Con quien me acepta como fui,
como soy y como seré,
con el pasar del tiempo y los años.
Es quizá una sensación extraña,
-a veces atemorizante-
porque no sabes cuánto durará
o, si en realidad,
es tan real como crees.
Lo que soy,
depende de tantas cosas,
de tantos momentos,
de tantas situaciones.
De “te quieros”,
de “te amos”,
de “sigue adelante”,
de “se tu mismo”.
Y tambien, de rechazos,
de decepciones,
de desgracias,
de penas y lamentaciones.
Lo que soy,
es un parcial resultado
del trecho caminado.
De cosas que no volverías a hacer
y otras tantas,
que la vida se quedaría corta
para repetirlas constantemente.
Lo que soy,
también comparte el tiempo
con aquellos pensamientos
que me llevan a preguntar
cómo seré en el futuro:
¿seré o no seré?
ese constante cambio,
o, bajaré los brazos
y me daré por vencido
a esos pensamientos complejos
que atormentan el camino.
Lo que eres,
no debe ser por un epitafio
que lo leerán, propios y extraños,
cuando ya no estés.
Lo que eres,
que sea por ti y para ti,
por esa lucha constante
por levantarte y seguir.
Por esas horas en el suelo,
cuando te quedas tendido,
luego de haber caído.
Por esas lágrimas de alegría,
y por las otras de dolor.
Lo que somos,
que en realidad
nos valga la pena,
y encontremos ese alguien,
esa persona mágica,
esas especiales personas
que nos hacen sentir
que vale la pena ser
junto a ellos,
en la soledad,
y también en aquel:
futuro incierto.
A partir de esto que digo,
siento… que ya no soy el mismo.
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