jueves, 23 de diciembre de 2021

Re - nacer


Los na´vi dicen que cada persona nace dos veces. 

La segunda es cuando ganas tu lugar en el clan para siempre

Sam Worthington

(de la película Avatar)


Una gran parte del mundo,

celebra el nacimiento de un Dios,

de un ser de luz,

de alguien que cambió la vida

        -y la sigue cambiando-

de millones de personas,

a pesar de que eso sucedió

hace más de dos mil años.


El nacer lleva implícito

el simbolismo de la llegada,

de la espera,

de aquella ansiedad,

de saber cómo es,

aquello que va a nacer.


El nacer,

al menos en mi evoca

la oportunidad de volvera vivir,

a pesar de las derrotas,

de aquellas muertes simbólicas

que se traducen en errores,

fracasos, pérdidas, dolores,

sufrimientos o,

en procesos de grandes transformaciones. 


El nacer, 

el nacer nuevamente,

una y otra vez, 

nos permitirá

llevar adelante

aquel necesario ejercicio

de filtrar, a través de ese nacimiento,

aquellos detalles,

aquellos hábitos,

aquellas costumbres

que nos hacen daño.


El nacer,

el nacer nuevamente,

nos debe invitar, 

permanentemente,

a buscar en nosotros

el estado con el cual

sintamos que somos

lo que queremos ser

y no lo que otros dicen que seamos.


Nacer,

como preámbulo de la muerte,

sabiendo que lo importante,

de unir esos dos momentos

será a través de una senda

donde morimos muchas veces,

acusados y juzgados por falsos jueces,

y donde el ejercicio clave

será poder encontrar la forma

de volver a nacer,

a pesar de los demás

y de sus circunstancias.


Nacer,

para crecer por dentro,

para que nuestros sentimientos

sean el sostén de nuestros días,

de nuestras verdades 

y también de nuestras inseguridades. 


Creo que aprendemos a nacer,

cuando al llegar al mundo,

nuevamente, una y otra vez,

sentimos que somos parte,

como parte nuestra

es aquel mundo, con toda su gente,

sus momentos y sus tiempos. 


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