Hay sonrisas que no son de felicidad,
sino de un modo de llorar con bondad
Gabriela Mistral
Tu sonrisa lo decía todo,
siempre lo dijo.
Amaste sonriendo,
y aprendiste a sonreír,
cuando el ser amado
adelantó su camino.
De terciopelo tu piel,
se desprendía
tu elegante trato.
Te aprendí a querer,
el momento que sentí,
cómo querías
a los que querías.
Descansa hermosa,
fina y bella dama.
Te recuerdo siempre,
y te recordaré como fuiste,
como alguien que quiso,
a quienes yo amo.
Hoy,
de la mano de tu Alejo,
caminarán por siempre,
el horizonte perfecto.
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