«El pueblo, del que en otro tiempo dependían el gobierno, la justicia, las fuerzas armadas, todo, ahora se desentiende y sólo desea con ansia dos cosas: pan y circo» [Panem et circenses]
Juvenal
¿A eso hemos llegado?
¿Ese es el triste mensaje
que hemos dado,
a una clase política
que nos ha gobernado,
que nos gobierna
y nos piensa gobernar,
como si todo esto fuera
una desgraciada burla,
escrita en un guion maldito,
que da vida
a un circo diabólico?
Concursan diariamente,
por el título
del mentiroso más grande,
del ladrón más descarado,
del farsante de turno,
del embaucador profesional.
Se venden en medios,
en redes sociales,
en costosas campañas,
que envuelven con sus mentiras,
a un electorado,
que a pesar de lo hambriento que está,
pide más circo, pide más pan.
Aceptamos
el doloroso hecho
de alejar de la política
y de su ejercicio
la buena fe
y las buenas costumbres.
Aceptamos
que sean unos
los que gobiernan y roban,
y otros los que sufren y votan.
Validamos,
con nuestra atención,
con nuestra ignorancia
y nuestra inacción,
a unas personas
que se autodefinen
como nuestros representantes
y nuestros salvadores.
Y, lo que es peor,
validamos el hecho
de que ellos digan
que lo que hacen
es por nosotros
y por su propio
beneficio personal y familiar.
Hemos perdido
la capacidad de admiración,
ante tanta burla y corrupción.
Nos dejó de admirar
la cantidad de millones,
que esta gente es capaz de robar.
Olvidamos las lágrimas,
el sufrimiento y el dolor
de aquellos que ha muerto,
que mueren y que morirán
porque no hay recursos
para la salud, para la educación,
para la justicia y la producción,
porque se llevaron el dinero
y se lo llevan a manos llenas,
sin que se pueda hacer otra cosa,
que volver a votar
por los mismos hijos de…..
El circo sigue,
y entran unos a la cárcel
y salen otros libres,
a disfrutar lo robado,
a comprar con su dinero
el respeto pagado,
la atención del electorado
y el olvido de los conciudadanos.
Mientras la ignorancia impere,
mientras no nos impliquemos,
pan y circo,
serán el menú
que se sirva en la mesa,
de los desgraciados.
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