jueves, 13 de agosto de 2020

Pan y circo

 «El pueblo, del que en otro tiempo dependían el gobierno, la justicia, las fuerzas armadas, todo, ahora se desentiende y sólo desea con ansia dos cosas: pan y circo» [Panem et circenses]

                                                                                                                                    Juvenal

 

¿A eso hemos llegado?

¿Ese es el triste mensaje

que hemos dado,

a una clase política

que nos ha gobernado,

que nos gobierna

y nos piensa gobernar,

como si todo esto fuera

una desgraciada burla,

escrita en un guion maldito,

que da vida

a un circo diabólico?

 

Concursan diariamente,

por el título

del mentiroso más grande,

del ladrón más descarado,

del farsante de turno,

del embaucador profesional.

 

Se venden en medios,

en redes sociales,

en costosas campañas,

que envuelven con sus mentiras,

a un electorado,

que a pesar de lo hambriento que está,

pide más circo, pide más pan.

 

Aceptamos

el doloroso hecho

de alejar de la política

y de su ejercicio

la buena fe

y las buenas costumbres.

Aceptamos

que sean unos

los que gobiernan y roban,

y otros los que sufren y votan.

 

Validamos,

con nuestra atención,

con nuestra ignorancia

y nuestra inacción,

a unas personas

que se autodefinen

como nuestros representantes

y nuestros salvadores.

Y, lo que es peor,

validamos el hecho

de que ellos digan

que lo que hacen

es por nosotros

y por su propio

beneficio personal y familiar.

 

Hemos perdido

la capacidad de admiración,

ante tanta burla y corrupción.

Nos dejó de admirar

la cantidad de millones,

que esta gente es capaz de robar.

Olvidamos las lágrimas,

el sufrimiento y el dolor

de aquellos que ha muerto,

que mueren y que morirán

porque no hay recursos

para la salud, para la educación,

para la justicia y la producción,

porque se llevaron el dinero

y se lo llevan a manos llenas,

sin que se pueda hacer otra cosa,

que volver a votar

por los mismos hijos de…..

 

El circo sigue,

y entran unos a la cárcel

y salen otros libres,

a disfrutar lo robado,

a comprar con su dinero

el respeto pagado,

la atención del electorado

y el olvido de los conciudadanos.

 

Mientras la ignorancia impere,

mientras no nos impliquemos,

pan y circo,

serán el menú

que se sirva en la mesa,

de los desgraciados.

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