jueves, 28 de mayo de 2020

Sobre la sensibilidad

Donde hay más sensibilidad, 
allí es más fuerte el martirio
Leonardo Da Vinci
Han sido días
donde la sensibilidad
ha sido más visible.
Días donde hemos visto
el triste lado 
de la pobreza sin límite,
y de la ambición sin medida.

Días de sensibilidad,
ante tanta y tanta noticia
que nos habla 
de un monstruo invisible,
que entra a nuestro cuerpo
y nos mata en un momento.

Días sensibles,
ante el hambre,
ante la necesidad,
ante el abuso,
ante la soledad.

Sensibles han sido los días,
donde no sabes
cuándo termina la angustia actual,
y cuándo empieza... la angustia próxima. 

Mucha sensibilidad,
quizá demasiada,
como un martirio,
que te atormenta,
y que te acaba.

Es verdad...
la sensibilidad,
como las cosas buenas,
deben beberse
en dosis adecuadas:
muy poca endurece el alma,
mucha... la acaba.

Y no es dejar de sentir,
dejar de pensar,
dejar de actuar.
Es buscarle,
al igual que al agua,
un conducto,
una via, 
para que transite por la vida,
regando los campos
de nuestro corazón
y de nuestros días.

Los picos de sensibilidad,
se acompañan,
de picos de insensibilidad.
Demasiada preocupación,
podría hacer,
que reduzcamos todo a números,
a realidades lejanas,
a mundos que olvidamos,
a personas que desconocemos,
a dejar de lado la vida,
que otros se encarguen de ella,
nada más podemos hacer.

Que logremos encontrar
el delicado equilibrio,
que nos permita cultivar
la sensibilidad necesaria,
para caminar y disfrutar,
para detenernos y ayudar,.
Para vivir, 
disfrutando de los momentos dulces,
y haciendo frente,
a los amargos días.

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