jueves, 1 de febrero de 2018

Porque votar, no es lo mismo que botar


“La elección es, esencialmente, un método para marginar a la población. Se monta una gigantesca campaña propagandística para que la gente ponga toda su atención en estos espectáculos cuadrienales y se diga: Esto es política. Pero no lo es. No es más que una pequeña parte de la política.” 
Noam Chomsky

Estos días de agitada vida,
se han etiquetado como violentos,
en la política y en la agenda política.
Las muestras de violencia,
han sido muy claras:
insultos, paredes pintarrajeadas,
frases de amenazas,
acusaciones y acciones violentas.

Todo se “mete en un mismo costal”,
la verdad y la mentira,
el pasado y el presente,
el dolor y el temor,
la esperanza y la ilusión.

Recorren el país,
los unos diciendo si,
los otros diciendo no.
Los unos reclamando la pureza de su acción,
los otros recordándonos lo buenos que son.
Todos son buenos,
nadie ha robado,
nadie amenazó jamás, 
nadie ha hecho nada,
a pesar de haberse hecho todo,
nadie gastó dinero sin control, 
nadie influyó en la justicia,
nadie se tomó por asalto
los poderes del estado,
nadie controlaba medios de comunicación,
nadie hizo  nada.

Esos días de agitada vida,
de violencia en la política,
hemos observado,
como grupos de ciudadanos,
han expresado su rechazo,
botando toda serie de objetos,
a un político 
que dice ser ejemplo buenas costumbres.
Este singular hecho,
lo único que provoca,
es legitimar la condición de víctima
del supuesto político ejemplar.

Debemos recordarnos,
que no se puede devolver la violencia
con más violencia.
No podemos legitimar,
el ojo por el ojo,
no podemos esperar 
que la sangre llegue al río.

Botar cosas a la gente,
no es adecuado ni decente.
Si a un político quieres castigar,
el voto no le tienes que dar,
así de simple, así de sencillo,
y también a la vez así de complejo.

Debemos llegar a entender,
que uno de los momentos importantes
en el ejercicio de la democracia
y en los derechos de la ciudadanía,
es el votar, no el botar.

Un político, no es tal,
si no cuenta con un respaldo,
con unos seguidores,
con unos simpatizantes,
con unos votantes.
Sin ellos,
el político no existe,
es invisible.

Si de verdad estás molesto,
estás indignado con lo que han hecho los políticos,
cuando regresen a pedir tu voto,
vota en contra de ellos,
no los premies, no calles,
no te resignes, no te tragues sus cuentos.
Y luego de votar,
no entres en silencio,
opina, pregunta, investiga,
indígnate ante lo malo,
aplaude lo bueno,
arrima el hombro,
se honesto,
paga impuestos,
paga sueldos justos,
trata bien a la gente,
respeta la leyes,
ama a tu prójimo.

Así les demuestras,
)cómo quieres que se comporten,
los que temporalmente cuentan
con tu confianza y con tu voto.

Porque votar, no es lo mismo que botar.



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