jueves, 25 de enero de 2018

Sembró vientos...

Los bárbaros que todo lo confían
a la fuerza y a la violencia,
 nada construyen,
porque sus cimientes son de odio
 José Martí

Sembró vientos,
mientras el poder estaba en su manos.
Sembró miedos,
sembró venganza.

Aprovechó todo momento,
que el poder puso en sus días,
para denigrar al enemigo
que tenía en la política.

Sembró dolor e ira,
porque dispuso encarcelar,
a toda las voces que le repetían,
las cosas que no estaban bien,
los abusos del poder
los robos y la corrupción.

Modeló una forma de gobierno,
de una sola voz,
de un solo criterio,
de una sola persona,
de una sola razón,
que era a la vez la vez
la voz de  la sinrazón.

Creyó que el poder era eterno,
que la lealtad tenía un precio,
que la inconformidad era una afrenta,
que la diversidad de pensamiento,
era una aberración de la peor calaña.

Sembró vientos,
vientos de guerra e irrespeto,
gastó el dinero que era nuestro,
sin motivo ni razón,
sin  justificativo, sin control,
y cuando el poder se fue de sus manos,
llegaron las tempestades y los males.

Tempestades de irrespeto,
porque ese fue el ejemplo que dio.
Días y noches de tempestad,
que se traducen en investigaciones,
en documentos,
en constancias de supuestos actos irregulares.

Sus vientos de odio,
dieron paso a días de desconfianza y desazón,
perdiendo el apoyo
de lo que se conocía como
sus amigos, seguidores
e incondicionales colaboradores.

No puede caminar solo,
sin dejar de preocuparse
de que alguien lo quiera agredir.
No puede aceptar una pregunta,
sin caer en la tentación
de calificarla de odio,
y por tanto descalificarla y callar,
sin capacidad de razonar.

No podrá dormir tranquilo,
porque lo que supuestamente fue para la patria,
realmente fue a unos cuantos bolsillos,
aún no se sabe de quienes en general,
aún no se sabe cuánto en total.

El odio y su ejercicio,
como herramienta de la política,
es una estrategia del poder absoluto,
que se rodea de lujo y protección,
para disfrutar sin miedo
ni límite alguno
su estado de total impunidad.
Cuando el poder se va,
se cambia de manos,
y lo que se sembró fueron vientos,
alistarse  para cosechar tempestades.

Valga decir,
que si pagas con odio,
el odio que has recibido,
eres igual o peor,
que el mismo odiador.
Si por el contrario,
al odio lo enfrentas,
con amor y noviolencia,
ese odio dejará de tener,

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caldo de cultivo para crecer.

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