jueves, 9 de febrero de 2017

Tocando la vida (A Juan Castro Ortíz)

Mi piano un poco soy yo, yo soy un poco de él, hermanos en la prisión,
viajando en un carrusel
Fito Páez

Fue un reencuentro
con un profundo sentimiento,
con el aquel autor, músico y escritor.
Aquel que lleva el alma lojana,
y que evoca en su partitura
el sentimiento único
de la tierra más linda de la tierra.

Dedos que se deslizan
sobre teclas que nos cuentan
a través del sonido de un piano
el amor a la vida,
a la familia querida,
el amor, al amor de su vida,
los anhelos, las angustias… las despedidas.

Fue volver a escuchar ese piano,
que te parte el alma
cuando te canta un pasillo
que de inmediato te lleva
a esta Loja querida,
que se la lleva en las venas
y en la vida misma.

Fue un encuentro con el maestro,
con el músico loco,
y con un genial proyecto.

Fue un encuentro,
con el compañero y amigo
que con su piano te cuenta
cómo mira y entiende la vida,
cómo sueña la música de la tierra,
cómo siente la música…

nuestra música eterna.

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