Silencio no te vayas,
no dejes mis labios solos,
que son capaces de decir palabras
que luego no se las lleva el viento,
al contrario se quedan y florecen con el
tiempo
haciéndome doler el alma.
Silencio no te vayas,
dame la cordura olvidada,
aquella que me hace libre ante la mujer
amada,
que desconoce mis sentimientos,
y es que es la única forma
de vivir tranquilo… en silencio.
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