jueves, 21 de enero de 2016

Un futuro incierto

Me preocupa el futuro, es donde voy a pasar el resto de mi vida.
Woody Allen

De aquel abrazo de fin de año,
de aquellos buenos deseos,
de aquel ambiente de alegría,
queda muy poco,
cuando escuchas a los líderes de la política,
cuando miras los números,
las estadísticas y la economía,
y todos marcan una dirección:
la imposibilidad de ponerse de acuerdo,
la imposibilidad de trabajar juntos,
la imposibilidad de prepararnos
para enfrentar la crisis que llega.

Me apena que se hayan sembrado vientos,
y que ahora cosechemos tempestades.
Me apena que se haya creado un imaginario de líder,
ajeno a toda realidad,
ajeno a toda normalidad.

Me apena que haya triunfado
el “divide y vencerás”,
porque dedicamos el tiempo
a construir altares
para los dioses de barro,
porque construimos historias
que destruyen nuestras vidas,
porque encasillamos todo
en bueno o malo,
porque para unos el pasado es brillo
y para otros es malvado,
porque para unos el presente es farsa
y para otros esperanza,
porque somos sociedades divididas
por fundamentalismos extraños,
que nos hacen creer historias de revolucionarios
que miran el horizonte
que sonríen al pobre,
que trabajan por ti,
con el mismo esfuerzo que tu
trabajas por tus hijos,
mientras los bolsillos de los más ricos,
se llenan de más dinero,
mientras los bolsillos de los más pobres
se cierran a cualquier ingreso.

Hay un futuro incierto,
porque cuando hubo época de bonanza,
no guardamos dinero
para tiempos complejos.
Porque cuando pudimos,
no legislamos para que todos
tengan oportunidades de generar empresa
de generar empleo.
Nos dedicamos a hacer leyes y leyes,
a reglamentarlo todo,
a asumir una sola verdad de las cosas,
a dejar de pensar,
a que solamente piense uno,
a que solamente haya un horizonte,
a que solamente haya una palabra,
a que callen las voces que piensan diferente,
a que no haya división de poderes,
a que no podamos dialogar,
a que no nos podamos escuchar.

Nos dedicamos a defender por defender,
una sola verdad de las cosas,
y nos hemos convertido en una sociedad
que defiende una posición,
un color, una idea, una canción,
una parte de la historia.

Por eso hay un futuro incierto,
porque ahora que las cosas se ponen feas,
ahora que hay una crisis externa e interna,
cuando más unidos debemos estar,
cuando más prudentes debemos ser,
cuando más ahorrativos debemos procurar ser,
cuando más humildes deberíamos ser,
hacemos todo lo contrario.

Hay un futuro incierto,
cuando hablar de futuro,
es hablar de miedo,
del regreso de los fantasmas,
del discurso del destierro,
del borra y va de nuevo,
del despertar de los políticos muertos,
del “ya te llevaste todo,
ahora me toca a mí el deshecho ”.

No habría un futuro incierto,
si a pesar de la crisis,
a pesar de las diferencias,
a pesar de las diversas formas de ver la vida,
estuviésemos juntos,
pensáramos juntos por el país,
por la patria, por la sociedad, por la vida.
Por los que generan trabajo, por los que trabajan,
por los que buscarán trabajo,
por los que han trabajado
y buscan el descanso.
Por todos,
de verdad por todos.

Estoy cansado
de las peleas superfluas
de ideologías baratas.
Si no trabajamos todos, por todos,
de nada servirán los gobiernos,
porque mientras estemos peleando,
se llevarán el dinero,
el futuro y la esperanza…
 que aún no ha muerto,

ni se la han robado.

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